Ora sí que "el pedote de FeCal"

Por: Eratóstenes Horamarcada
Antier la PGR encontró un chingo de lana en una casa de la capital. Hablamos, como no se cansa de repetir gesticulando Felipe Calderón, del mayor decomiso en efectivo en la historia mundial del combate al narcotráfico. Podemos calificar el suceso como el más espectacular, hasta este momento, de los grandes "pedotes" mediáticos con que FeCal pretende legitimarse ante una opinión pública que no acaba de sentir simpatía por un hombre que llegó al poder gracias al fraude electoral y a una campaña publicitaria que consistió, fundamentalmente, en mentirles a sus partidarios y en ridiculizar a sus opositores.
No me malinterpreten: hay tantos recursos públicos invertidos en la lucha contra el narco que lo menos que uno puede exigirle al gobierno espurio --que está viviendo de nuestros impuestos-- es inmovilizar alguna vez el dinero que sostiene a los grandes grupos delictivos (el tesoro pertenece, al parecer, al Cártel de Juárez); en este sentido, cualquier herida infligida al comercio de sustancias tóxicas ha tenido su utilidad, provenga de Carlos Salinas de Gortari o de Felipe Calderón.
Con ser notable el recaudo monetario, frente al problema de violencia y de salud pública que nace del narcotráfico, la espectacularidad no sirve de nada. Colombia es el mejor ejemplo de lo que señalo: el ejército colombiano descubre millones de dólares empotrados en la pared de una mansión; seis meses más tarde encuentra una cantidad todavía mayor de dinero sepultado en otro lugar; al año siguiente el "récord" vuelve a ser superado frente a las cámaras de televisión... pero Colombia sigue siendo uno de los países más lastimados por la drogadicción y la delincuencia organizada.
Los últimos presidentes del PRI, más el primero del PAN, consiguieron capturar a importantes jefes criminales, y hasta ejecutarlos o extraditarlos, lo cual a fin de cuentas no dejó sino un impacto mínimo en el narcotráfico. Éste, como un organismo viviente, ha mostrado una capacidad inagotable de regeneración a partir de las células que sus enemigos no alcanzan a destruir. La principal razón de la imposibilidad de acabar con el tráfico de estupefacientes es que tales sustancias satisfacen un apetito que a lo largo de miles de años de historia ha mostrado estar aferrado a una raíz muy profunda del ser humano.
Hace unos días, George Bush dio un paseíto por México; recorrió Uxmal, probó el pescado en axiote y, lo mismo que todos los que le han precedido en el cargo, aprovechó su estancia para apurar a su pelele a "combatir el narcotráfico", lo cual, en la estrecha visión que ambos comparten, significa simplemente hacer más incautaciones (palabra que nos recuerda lo incauto que suele ser el pueblo oprimido por el PAN), quemar más plantíos, desencadenar más balaceras, colaborar con la televisión para que los arrestos sean más "fotogénicos"...
De su responsabilidad como líder del país con el mayor índice de consumo de drogas en el mundo, George Bush, por supuesto, nunca dirá nada, ni Calderón tendrá la valentía de discutir a fondo este asunto con él. El pedote de ayer no fue sino la explosión de fuegos artificiales con que el regente de una provincia despide al César que ha condescendido a visitarlo.