jueves, agosto 31, 2006

Dos propuestas para reformar nuestro sistema de votaciones

Votaciones electrónicas, la solución
Antulio Sánchez
Etcétera
Agosto de 2006
En una contienda electoral tan reñida como la del 2 de julio lo sobresaliente ha sido lo cerrado de la competencia y lo arcaico de nuestro sistema electoral apoyado en una infraestructura obsoleta, superada ya en muchos países, que se tradujo en ausencia de una respuesta "expedita" para dar certidumbre a una contienda con un resultado tan estrecho. Una renovación que todavía se oponen a modificar gran parte de los actores políticos y la misma ciudadanía debido a la desconfianza en que se desenvuelven los comicios. Después de una larga y cara transición que lleva 12 años es pertinente contar con un sistema electrónico de votación.
Por lo sucedido en la jornada electoral y por lo que se avisora al momento de escribir la presente nota, es necesario adecuar nuestro marco legal para avanzar hacia la conformación de un sistema de sufragio electrónico, cuestión que debe concretarse no por mero prurito de ser modernos, sino porque es el mecanismo más adecuado para transparentar dicho proceso y para hacer que una parte de nuestro electorado con graves carencias educativas le sea más fácil sufragar.
Más que usarse para favorecer la participación ciudadana, la votación electrónica se requiere en nuestro entorno para dar transparencia, pues se puede aplicar desde la identificación de los electores hasta la publicación del final de los resultados, los cuales se pueden seguir en tiempo real o conocerse hasta el cierre de las casillas.
Ya no es posible que los consejos distritales tengan que hacer un recuento de las actas de votación por medio de una sesión permanente y extenuante que supera las 36 horas continuas.
Tampoco se puede seguir con un mecanismo ciudadano de participación que por la situación cultural de nuestro país, deriva en que algunos funcionarios de casilla no sepan ni siquiera sumar o hacer multiplicaciones. Aunque tales deficiencias en vez de achacarlas al IFE en buena medida son resultado de la situación económica desigual en que se debate gran parte de la población mexicana y que no permite tener en varias partes del país a funcionarios del todo capacitados.
Hoy día las urnas electrónicas reúnen todos los requisitos de seguridad (autenticidad de votantes, privacidad, verificabilidad de los resultados, etcétera) y permiten la implantación de protocolos adecuados que pueden incluso simplificarse con el uso de tarjetas inteligentes para hacer que los votantes no tengan margen de equivocación. Pero tal vez lo más interesante desde nuestras latitudes, donde la coacción del sufragio es moneda corriente, es que se puede efectuar el voto secreto y darle seguridad a los votantes sometidos a los diversos mecanismos de compra del sufragio que impulsan los grandes partidos y hasta los emergentes como Nueva Alianza. Las urnas electrónicas tienen dispositivos que mantienen información secreta que únicamente podrían conocer al concluir el proceso. Asimismo, permite manejar mecanismos criptográficos que protegen los datos.
Para que esto sea una realidad se requiere una legislación que lo permita; que los actores dejen de intentar imponer los resultados de la votación; que nuestra vida política esté ausente de líderes intoxicados de soberbia y radicalismo; que no existan mesías, que presas del delirio se dediquen a dinamitar el andamiaje democrático que costosamente se ha construido en el país.

Voto secreto y represión abierta
Alejandro Nadal
La Jornada
30 de agosto de 2006
Stalin lo dijo bien: los que votan no deciden nada; los que cuentan los votos lo deciden todo. Y así es. Lo que se necesita (entre muchas otras cosas) es expropiar el poder de los encargados de la contabilidad de votos para regresarlo a los votantes.
¿Cómo lograrlo? Examinemos la naturaleza del problema. Comenzamos con una conocida analogía que compara el voto con el poder de compra. Cuando los ciudadanos votan, se dice que revelan sus preferencias y escogen entre las alternativas que les ofrece el mercado electoral. La analogía es absurda, pero sirve para entender el problema.
El voto supuestamente nos hace iguales a todos. Por un instante fugaz, escondidos tras las cortinillas en la casilla electoral, emitimos un voto que debe contar igual para todos. Las transacciones monetarias, en cambio, son la medida de la desigualdad. El poder que me dan las guineas que tengo en la bolsa depende exclusivamente de la falta de guineas en la bolsa del vecino, sentenció el filósofo John Ruskin en 1862.
La analogía sirve para identificar una diferencia esencial entre transacciones monetarias y el sistema de voto secreto. Esa diferencia estriba en que la primera es una operación abierta y la segunda es oculta. Las personas que intervienen en el intercambio monetario tienen acceso a la misma información y pueden conocer el monto involucrado en la transacción. Es más, las partes no sólo pueden contar, sino que deben hacerlo para verificar que la transacción es entre equivalentes.
En cambio, en el voto secreto cada elector conoce su sentido, pero no conoce el de los demás. La emisión del voto está separada de la contabilidad. Surge entonces el problema: ¿quién va a contar los votos? La respuesta puede adoptar muchas modalidades, desde la injerencia ciudadana hasta las computadoras. Pero el problema subsiste. ¿Cómo asegurar que los votos sean fielmente contados?
La raíz del problema está en el voto secreto. Este sistema fue introducido para eliminar las presiones sobre los votantes. Propuesto por el movimiento reformista inglés conocido como el Cartismo, se usó por primera vez en Australia en 1856. El primer presidente estadunidense electo con este sistema fue Cleveland, en 1892. Pero eso no eliminó la polémica: las últimas dos elecciones presidenciales estuvieron manchadas por la sombra del fraude. Decididamente, el voto secreto no es la solución del problema.
Para restituir la unidad entre emisión y contabilidad hay que eliminar el voto secreto y sustituirlo por el voto abierto. Esto permite una contabilidad directa: en el mismo momento en que se vota, se cuenta. Además, cualquiera puede contar, no sólo los ''funcionarios de casilla'' o los ''representantes de partido''. Cualquier ciudadano podría realizar el escrutinio en tiempo real y cotejarlo con el conteo oficial.
Regresando a la analogía sobre transacciones monetarias, podríamos tener máquinas similares a los cajeros automáticos. Al introducir el voto, se imprimiría un recibo por escrito, con los datos del elector y el sentido de su voto. La huella de papel impediría cambiar el sentido del sufragio. Al final del día, los responsables de casilla desplegarían en público el listado de votos y cada quien podría verificar cómo fue contabilizado su voto.
Esta no es la solución de todos los problemas. Además, habría que enfrentar la cuestión de las amenazas y coacción del voto. De hecho, el voto secreto tampoco resuelve ese problema, como lo demuestra el uso de programas sociales en México en estas elecciones. El voto abierto permitiría expropiar y recuperar el control de la contabilidad, impidiendo que el conteo de votos sea el momento privilegiado del fraude. Más importante, eso acercaría a la democracia electoral a la multitud inteligente, en lugar de ser un asunto de ''especialistas'' en derecho electoral.
Hasta podríamos abolir a los tribunales especiales en materia electoral. Los tribunales especiales son análogos a las cortes de excepción y vulneran la idea de una justicia indivisible. Son una reliquia del sistema de fueros y privilegios de castas. Por eso el artículo 13 de la Constitución establece: ''Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales''. Pero en México, en la ''transición democrática'' se olvidó esto y se llegó al extremo de establecer un tribunal supremo paralelo a la Suprema Corte de Justicia.
Ahora tenemos un sistema cimentado en la desconfianza y sembrado de detalles procesales e intrincados vericuetos legales. La experiencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) muestra lo absurdo del tribunal especial. Los magistrados no velaron por la justicia, y la barroca ley electoral les permitió jugar con los formalismos para rechazar los recursos de inconformidad. Como resultado, el país está ahora metido en una peligrosa crisis.
Ayer los magistrados especiales manifestaron su lealtad a la cúpula del poder. Pero hoy la represión es el peor enemigo de Felipe Calderón. Si Vicente Fox quiere subsanar las deficiencias del tribunal especial con represión abierta, puede ordenarla. Pero salpicaría con sangre la flamante constancia de ''victoria'' electoral. Si lo hace, estará condenando la gestión de Calderón en Los Pinos a un trágico final.

22 comentarios:

Nana dijo...

buenos días

Pereque dijo...

¿En serio está de acuerdo con la idea del voto electrónico propuesto por Antulio Sánchez? ¿Después de todos los bytes que corrieron aquí mismo hace mes y medio? Si el PREP, que no era más que un triste sistema de captura sin importancia legal, se vio envuelto en tanta suspicacia, ¿qué va a pasar si TODO el sistema está controlado por computadoras? Un sistema de voto electrónico podría funcionar si es abierto, está desarrollado por la ciudadanía (o cuando menos se permite que desarrolladores independientes le metan mano) y está sometido a un escrutinio público intenso. Podría.

Sin cambiar todo el sistema, me parece mucho más simple aplicar un examen de competencia matemática a todos los posibles funcionarios de casilla y los que salgan más altos sean los encargados de contar.

Me gusta un poco más la idea de Alejandro Nadal de un recibo del voto. Algo así como darle un folio doble al votante con papel carbón, que deposite un folio y se quede con el otro. Un conteo ciudadano sería más fácil de esta forma. Pero el sistema tendría sus fallas: que alguien deposite los dos folios, que el votante pierda su folio, y no se me ocurre más.

Los errores humanos van a existir mientras el proceso siga siendo ejecutado por humanos, o sea hasta el fin de la civilización. La reforma electoral no debe ir tras una inalcanzable exactitud numérica, sino tras un sistema que permita que el ganador gane de forma contundente e incuestionable.

Saludos, P.

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Únicamente expongo las opiniones y explicaciones de los articulistas, Pereque, lo cual no significa que necesariamente estoy de acuerdo con ellos; de hecho, sigo pensando, como hace mes y medio, que el voto electrónico ofrece más molestias y nuevas dificultades que auténticos beneficios.
Saludos, Pereque, Hechicera.

Kix dijo...

Yo sí creo que automatizando el asunto se acabarían las tranzas. ¿Porqué? Porque a una máquina no la puedes sobornar. Obviamente el sistema tendría que ser auditado por todas las fuerzas políticas, para que no se corrompa la cosa.

Una máquina no hace nada que no le diga el programador que haga. Todo tiene una razón de ser. Todo puede ser trackeable. Y ahí sí a fuercitas 1 + 1 = 2 una y otra y otra vez.

Beam dijo...

No mames, ca'.

El voto electrónico es miles de veces mas facil de alterar que el "real".

No dudo mucho que promover esta cagada esté en la agenda de los pendejos PRIANazis para perpetuarse hasta el fin de los tiempos.

Son chingaderas.

Edgar dijo...

Hola Erat, ya esta el post que te había prometido a tí y a otros, espero que te guste.

Saludos

Anónimo dijo...

A pesar de que la reforma electoral es joven y que se sacó con muhcos jaloneos después de 88, es evidente que nos quedó chica. Por tanto una reforma es necesaria y por supuesto los mecanismos de emisión y cómputo de los votos deberán estar incluidos, así como la calificación, pero no veo voluntad política para que el estado actual de cosas cambie.

Antes que nada es importante una reforma del Estado que garantice la existencia real del estado de derecho, que democratice las instituciones, una reforma que contemple la forma de elección de los miembros de la SCJN, de manera que exsita un real equilibrio en la impartición de justicia.

No encuentro elementos que indiquen que algo así se dará en los próximos seis años, más bien al contrario, se dan visos de que la pelea se dará por mantener las cosas como están.

Angeek dijo...

Recuerden que hay crackers!
PD. Erat ayer canal 13 pasó un reportaje sobre lo que ocurre en Cuatro Ciénagas.

Anónimo dijo...

Como están, o peor...

"Capacita el gobierno a grupos de 'disuasión' tipo halcones"

http://www.jornada.unam.mx/2006/08/31/003n1pol.php

Mafalda dijo...

.....
La tecnología tiene sus bemoles, y si, también podría complicar las cosas.
Que el abierto, que el cerrado. Uta , lo que tenemos que combatir es el absurdo, la mentira y la transa.
Hildebrando, ya me asustates pues.... nel a los trancazos.

Me fugare a otros lares durante una semana. No estoy corriendo. Donde esteré permanecere al pendiente de todo. Buscaré un internet para estar al día. Necesito fugarme y conocer otras tierras. Ya les contaré cuando regrese.

Mafalda.
PD: Por alli date un volteon y deja saludos en mi blog.

Pixelymedia dijo...

Es evidente que algo nos ha fallado.

Sera la democracia misma?, sera el sistema politico, el modelo economico.

No admitirlo nos coloca al otro extremo de la solucion y eso es exactamente lo que pretenden los organos de gobierno, tanto el ife, trife, gobernacion, etc.

Personalmente creo que el sistema de administracion de la democracia es el que esta en decadencia, cuando podemos admitir sin sonrojo el hecho de que un grupo poderoso "x" apoye a un politico "y" para obtener privilegios "a, b, c", creo es el momento de reflexionar sobre los origenes de la democracia, sobre las revoluciones que los pueblos han sufrido para sacudirse esta anomalia. Podria decirse que cualquiera de nosotros conoce o ha escuchado que tal o cual empresario o grupo de empresarios apoyo a fulanito o sutanito para llegar a un cargo de eleccion popular, es bien sabido que las campañas politicas son caras -y en parte nos toca pagarlas-, cuando hablo de esto no hablo solo de hoy, hablo de hace años en nuestro pais.

Por eso la movilizacion de millones no puede ser ignorada ni minimizada y no lo sera...

Saludos y bendiciones...

Pereque dijo...

Kix: el problema es precisamente ése: que la máquina no hace nada que no le diga el programador que haga. ¿Quién va a vigilar que el programador le diga a la máquina que haga lo que debe hacer? Se supone que el IFE, el Congreso y muchos otros órganos de la administración pública estaban diseñados para contar con aprobación de todos los partidos, y ya vemos.

Yo me quedo con las crayolas.

P.

José Luis Avila Herrera dijo...

Tengo el agrado de informarte que tu blog fue incluido en la lista de Blogs linkeados desde mi Fotoblog con motivo del Blog Day 2006 México.

Si lo deseas, puedes constatarlo y si dispones del tiempo, podrías unirte a esta magno acontecimiento donde se celebra el día de los bloggers cada 31 del mes de agosto de cada año.

Muchas Felicidades...

Nebe Gebhardt dijo...

De hecho creo que si vemos las cosas de una forma no-partisana, las urnas electrónicas serían un problema grave y no una solución. Los errores humanos son destilables, aún en una elección tan cerrada...una manipulación informática es mucho más difícil de fiscalizar, por no decir imposible.

El sistema analógico además aporta la ventaja de movilizar aleatoriamente a un sector de la ciudadanía en las labores prácticas de la elección, incidiendo en la politización y la participación política.

Saludos

Antonio dijo...

El problema con los métodos electrónicos es que el proceso ocurre en lo oscurito, donde nadie lo ve.

Un Abrazo

Dr. Muerte dijo...

ojala el FOX se orine el viernes en san lazaro y el pendejo de calderon se muera o renuncie al chile!

no_mames dijo...

hola saludos por el dia de los Blogeros te posteamos hoy en nuestro blog jeje
http://no-mames.blogspot.com

friedrich dijo...

lo del voto abierto sono bastante interesante, y no suena descabellado, a fin de cuentas todos andan gritando y defendiendo al candidato por el cual votaron.

ese seria el primer paso, ahora? como lograr que llegue gente con la capacidad al poder? no como toda la bola de candidatos mediocres (Todos) que hemos tenido los ultimos años.

Antonio dijo...

Friedrich Nietzche, la forma de hacer que llegue gente capaz al poder es postulándote y haciendo que la mayoría vote por tí. Los demás somos mediocres

Un Abrazo

Anónimo dijo...

De entrada el voto electrónico parece la solución, sin embargo ningún sistema es infalible ni cien por ciento perfecto y sí manipulable, por sabrá Dios quien.

Existen estados en la Unión Americana que durante las elecciones utilizan para contar los votos tarjetas de puntos... imagínate, esas máquinas ya hace añales que sólo deberían existir en los museos.

Lo que hace que un sistema de votación sea perfectible es la honestidad de todos, absolutamente todos los que participan en un proceso electoral, pero eso aquí en México es imposible.

Así que sinceramente no le veo solución al problema.

Saludos en callejón sin salida.

El Zórpilo.

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo contigo wn lo del voto electronico zorpilo!!

Anónimo dijo...

Mientras la corrupción surja desde el interior de las instituciones encargadas de evitarla, cualquier medio que se implemente, así como las medidas de seguridad y candados serán inutiles.

Y esto quedo ampliamente demostrado en las pasadas elecciones, en lo particular me impactaron los videos donde mostraban que en los mismisimos distritos encargados de resguardar las urnas se estaban violando todas las regulaciones implementadas por el mismo IFE.

Y según ellos habiamos tenido las elecciones más limpias de la historia.