jueves, septiembre 18, 2008

Lorenzo Servitje: millonario sin moral

Édgar González Ruiz
Kaos en la red
13 de septiembre de 2008


Lorenzo Servitje es uno de los principales empresarios que apoyan a la derecha en el poder. Es enemigo de los derechos laborales y de las libertades civiles, pero se presenta como mártir y filántropo.

Conocido como uno de los principales promotores de la ultraderecha católica y del fraude electoral del 2006, a la vez que de las políticas impopulares que ha padecido México de Salinas a Fecal, el empresario panista Lorenzo Servitje, patriarca del grupo Bimbo, acaba de publicar sus memorias, bajo la forma de una extensa entrevista con la periodista Silvia Cherem.
En el libro Al Grano. Vida y Visión de los Fundadores de Bimbo (Khalida editores, México, 2008), Cherem aborda la trayectoria de Lorenzo -“don Lorenzo”, como le llaman sus súbditos y lambiscones- y de otros dos personajes de esa empresa: Roberto Servitje y Jaime Jorba.

La entrevistadora se esfuerza por confeccionar una obra al gusto del prepotente y ególatra nonagenario, a quien sólo le agrada escuchar el lenguaje de la lisonja y de la sumisión.

Pese a ello, como ocurre con las biografías de otros personajes de la política empresarial (Vicente Fox, Juan Sánchez Navarro, Hugo Salinas Price, por mencionar algunos), el testimonio de Servitje constituye una involuntaria exhibición de la miseria humana que suele convivir con la abundancia de dinero, quizá porque las grandes fortunas suelen tener su origen en el abuso, el crimen y el fraude.

Al igual que los otros personajes mencionados, en Lorenzo Servitje conviven la voracidad sin límites, el autoritarismo, la increíble falta de escrúpulos para perjudicar a los menos favorecidos, con una retórica sentimentaloide, quejumbrosa, donde el millonario pretende tener una frustrada vocación de mártir, de idealista y de redentor de los pobres.

Un enemigo del pueblo

Hijo de Juan Servitje y Josefina Sendra, emigrantes españoles, Lorenzo, quien con el tiempo llegaría a ser uno de los más activos enemigos de las conquistas laborales y de las libertades civiles emanadas de la Revolución Mexicana, nació en la ciudad de México, nada menos que el 20 de noviembre de 1918.

“Comencé a descubrir “lo mexicano” en el contacto con el hijo de la portera y (con) las sirvientas”, dice Lorenzo Servitje, quien afirma también que su madre, quien llegó a México a los 21 años, desde el principio “detestó la imagen de gallinas, puercos y desolaipon que vio al desembarcar” (p. 39).

Pese a su desdén por la pobreza y por lo mexicano, en 2002, en compañía de su hija Marinela (militante de grupos ultraderechistas, como Enlace en la Comunidad Encuentro), Lorenzo se dignaría a viajar a la Sierra del Nayar en un tour para darse el lujo de “conocer de cerca la miseria” (p. 169).

Su gran contacto con la miseria que lo “cimbró”, según él, consistió en quedarse a dormir un par de días en casa de unas monjas, que le ofrecieron abundantes tortillas y sopa de lentejas, lo cual él y su hija consideraron el colmo del sufrimiento y de las privaciones.

A sus noventa años, Servitje carece del buen sentido, del pudor y de la elemental prudencia que lo hubieran llevado a evitar en la larga entrevista toda una colección de frases hechas, lugares comunes, rebosantes de cursilería y falsedad.

Leemos: “pienso más en ayudar a los pobres que en todo lo demás…” (p. 202); “el amor es por lo único que vale lapena vivir. Ni el poder ni la riqueza se comparan con la capacidad de querer…”; habla también de su “vocación de sacrificio” y de su “gozo al dar a otros” (p. 203).

Más aún, dice Servitje: “a mí dar nunca me dolió. Hubiera querido ser un hombre que pusiera su vida por delante, haberme sacrificado más, haberme entregado con devoción a alguna causa, como aquellos hombre verticales: Mahatma Gandhi, Václav Havel, Tomás Moro…” (p. 114).

Desde luego, Servitje no explica por qué toda su pretendida abnegación se quedó en frases sensibleras y por qué, a diferencia de Gandhi, se dedicó a amasar dinero y no tuvo empacho en explotar inmisericordemente a sus propios parientes en su empresa panadera, negándoles apoyos, prestaciones y días de descanso. Como ocurre por definición con la gente deshonesta y mezquina, sus palabras y sus actos están en completo desacuerdo entre sí.

En contradicción con sus pretensiones de mártir y bienhechor, el magnate de los alimentos chatarra deplora una y otra vez todo uso de los recursos del erario para beneficiar a las clases trabajadoras, e incluso ha propuesto eliminar las prestaciones y derechos laborales. Esa es su verdadera filantropía.

Como otros empresarios, Servitje odiaba el llamado “populismo de Echeverría”, pues “era común que los campesinos recibieran todo… del paternalismo gubernamental: la reforma agraria les daba sus tierras, los extensionistas los capacitaban, los bancos rurales les prestaban dinero, Fertimex les proporcionaba los fertilizantes, Conasupo comercializaba sus productos. Nuestro objetivo (de él y de otros empresarios bandidos) era quitarles de encima ese lastre de tender la mano y que ellos aprendieran a valerse por sí mismos” (p. 118).

Pero, al mismo tiempo, Servitje no tenía empacho en tender la mano al gobierno de Echeverría para pedirle nada menos que tres millones de pesos para “impulsar más proyectos productivos” mediante sus operaciones seudofilantrópicas. Con toda justicia y sensatez, Echeverría se abstuvo de entregar el dinero al empresario que tan ferozmente se oponía a que se ayudara a los campesinos.

El empresario derechista, que hoy en día es entusiasta partidario de Fecal y de sus proyectos, como la privatización de Pemex y los aumentos a los bienes y servicios, ha vociferado rabiosamente contra toda política que implique dar incondicionalmente algo a los pobres.

Según él, en épocas pasadas los gobiernos hacían mal en evitar los aumentos a productos básicos y en otorgar buenos aumentos a los salarios de los salarios populares, porque con ello “a los trabajadores les cayó un río de dinero que no esperaban…” (p. 145).

Sugiere que los gobiernos deben, a la manera de Fecal, poner en práctica políticas que beneficen a los más ricos en detrimento del pueblo, prescindiendo de “culpas y remordimientos morales” (p. 146).

Una y otra vez, Servitje ha criticado los logros sindicales, con el argumento mezquino de que implican una “injusticia” hacia los demás trabajadores.

En septiembre de 2004, en una asamblea de Coparmex, el malhechor de cuello blanco con pretensiones de mártir y filántropo llamaba a los sindicalizados “parásitos de la economía” y exigía “renegociar” los contratos colectivos de las empresas estatales y dependencias.

El hipócrita que en algunos pasajes de la entrevista abunda en que nunca le ha dolido dar, afirmaba en esa ocasión: “no hay que darles nada, absolutamente nada, al contrario, hay que quitarles” (p. 182).

En contraste con esa actitud ruin y miserable que siempre ha mostrado contra los trabajadores, la momia de la derecha empresarial no critica las millonarias subvenciones de los panistas para el clero católico, ni los fraudes millonarios que han cometido los parientes y amigos de Fecal y de Fox.

Bimbo cuenta con un sindicato blanco que nunca ha hecho una huelga, y en esa empresa, como detalla Servitje en la entrevista, ha existido la práctica de clasificar a sus trabajadores y despedir arbitrariamente a los que les parecen inadecuados.

Como otros dirigentes de la derecha, Servitje niega hipócritamente que se identifique con ese sector, pero su propia historia, que él relata, es elocuente sobre su compromiso con esa corriente política: en su primera juventud fue entusiasta simpatizante de cristeros y franquistas, enemigo del cardenismo, al grado de participar en manifestaciones violentas contra él, fundador o militante de grupos conservadores y de organizaciones empresariales desde mediados del siglo XX, y en los últimos años miembro del derechista PAN, al que apoya tanto material como polítictamente.

El “desorden sexual”

Servitje ha sido promotor de la censura en los medios de comunicación, pues le horroriza lo que llama el “desorden sexual”, es decir los bikinis, el juego erótico, las películas que muestren cuerpos desnudos o semidesnudos; en fin, el atractivo de la juventud.

Desde luego, una de las motivaciones de su celo inquisitorial es la sexofobia de las doctrinas católicas, pero en la entrevista con Silvia Cherem él mismo revela inadvertidamente que el verdadero “desorden sexual” y de otros rubros que inspiró su afán por prohibir fue la conducta errática y desgastante protagonizada por su propia madre, quien se cambió de casa 23 veces y al morir su esposo, el padre de Lorenzo, se buscó un hombre 15 años menor que ella.

Confiesa Servitje acerca de la relación con su progenitora: “Dolorosamente nos dejamos de hablar cuando volvió a casarse, en 1954 (luego de la muerte del padre de Servitje). Enviudó a los 44 años y a los 62 decidió unir su vida con una persona 15 años menor que ella. Pepita mi hermana y yo nos opusimos, quizá por un cierto egoísmo, pero también porque no elegía a la persona adecuada. Era romántica y soñadora; trataba de tener la vida que no tuvo con mi padre…” (p. 46).

De hecho, cuando Lorenzo tenía 3 ó 4 años, Josefina, quien al lado de Juan estaba “anémica y débil, con hemorragias continuas, frustrada por la soledad, la enfermedad y la falta de éxito económico (de su esposo)” se marchó con sus hijos a España, donde murió uno de ellos.

Además de revelar la doble moral y la miseria afectiva del matrimonio de sus padres, el amor de Servitje por la censura tiene que ver con su prepotencia que lo lleva a pontificar sobre lo que evidentemente no ha leído.

Según él, “las grandes obras literarias aluden a las pasiones humanas pero no lo hacen de manera morbosa ni están destinadas a toda clase de público”.

Por el contrario, los clásicos son universales, y muchos de esas grandes obras (sea la Biblia, las Mil y Una noches, los clásicos griegos y latinos, franceses, etc.) contienen descripciones tan candentes y atrevidas que mil veces merecerían la condena de los fariseos encabezados por Servitje.

En fin, el poder de que ha gozado el magnate panadero le ha permitido limitar la libertad de expresión en nuestro país, ejerciendo presiones sobre los grandes medios de comunicación.

miércoles, septiembre 17, 2008

Bolivia: Lecciones de odio

Mi artículo de este mes para el periódico Kiosco.

Bolivia: Lecciones de odio
Gerardo de Jesús Monroy
erathora@gmail.com

Evo se queda. Más del 67% de los votos registrados en el referendo del domingo 10 de agosto revalidó al indígena aymará Juan Evo Morales Ayma como presidente de Bolivia (referendo que todo el mundo insiste en llamar “revocatorio” aun si resultó ratificatorio de la gestión de Morales).

Quienes apoyan a Morales tal vez se hayan apresurado al festejar la confirmación del socialista a la mitad de su mandato (cada periodo presidencial tiene en Bolivia una duración de cinco años: Evo entró en 2006; su sucesor deberá hacerlo en 2011). La realidad nunca es halagadora. Nunca sabe a dulzura. En el parecer del sociólogo Heinz Dieterich Steffan (“Washington y la oligarquía triunfan en Bolivia”, artículo publicado el 12 de agosto por el portal electrónico Kaos en la red), el resultado de la votación “es una clara derrota del gobierno que no sólo refuerza la división de facto del país, sino que le concede a la subversión separatista un halo de legalidad que antes no poseía”. Cuando el artículo apareció no se sabía que la votación había beneficiado a Evo Morales (y al vicepresidente Álvaro García Linera) con el amplio margen que hoy conocemos, pero —en esto Dieterich es muy acertado— los socialistas no deberían contentarse si la derecha, el mismo domingo, intensificó su control sobre Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando, departamentos de la “media luna”, como le llaman a esa zona por la forma que dibuja en el mapa boliviano. La oligarquía de la media luna ha instaurado gobiernos regionales (prefecturas) rebeldes al presidente, que recibieron de los electores en el referendo del día 10 un apoyo similar al que confirmó a Morales en el cargo. Los prefectos demandan del gobierno nacional la anulación de la nueva Constitución, el reconocimiento de los estatutos autonómicos locales y la devolución de los recursos generados por impuestos a hidrocarburos (200 millones de dólares al año).

Está pues, el país, partido en dos. Con Evo y contra Evo. Se queda el indio pero se quedan también los enemigos acérrimos del indio. El papel no refleja medias tintas. El odio es grande, y también el amor. En la pugna política, el ciudadano se ve conminado a mirar en blanco y negro. Pero a mi hipócrita lector de México, ¿por qué debería importarle lo que ocurre allá lejos, en el sur? Me respondo: porque en el sur, lector, se desarrolla un proceso de la misma especie que otro que tiene lugar aquí, en nuestro país.

Mercadotecnia, encuestas y prestidigitación

Semanas antes ya de que fuera celebrado el referendo, la práctica totalidad de los analistas serios daba por hecho que Morales sería ratificado como presidente con alrededor de 60% de los votos de su lado. Pero la realidad, la vida, en las ágiles manos de los mercadotécnicos, es como un hierro duro que se ablanda; aplicando la fuerza necesaria, del bronce y del acero queda un hilo obediente, una lámina que canta los colores deseados.

En su excelente análisis “Las trampas del pavor” (portal Bolpress, 28 de julio), Antonio Peredo Leigue, ex-director del semanario Aquí y hoy senador por el partido de Evo Morales, MAS (Movimiento al Socialismo), refiere cómo a partir de una encuesta de la sociedad Captura Consulting “los periódicos nacionales acomodaron a su gusto y sabor los resultados [...] para mostrar que el gran perdedor será Evo Morales”. Un diario citado por Peredo sostuvo que “Evo sería ratificado con 49%, pero el MAS perdería sus dos prefectos”; en este caso —hace notar Peredo—, “aunque [en la encuesta] aparecían otros dos perdedores, [el diario] ni siquiera los mencionó”.

La encuesta de Captura Consulting dio lugar a una nota de Leopoldo Vegas que el diario santacrucino El Deber reprodujo el 21 de julio bajo el título “Evo pasa ‘raspando’ el referéndum revocatorio”. Vegas repite la cifra ‘rasposa’ de 49%, “que apenas alcanza para mantenerlo en el cargo que ocupa desde enero de 2005” (en realidad Morales asumió la presidencia el 22 de enero de 2006). Desde el principio, el reportero editorializa la nota (confusión de quehaceres, tan frecuente, en la que no debería caer un profesional de la información): “Hasta el momento, la campaña Bolivia cambia, Evo cumple, en la que el jefe de Estado reparte millones de dólares provenientes del Gobierno de Venezuela, no ha sido suficiente para elevar la popularidad del presidente de la República, Evo Morales”. El jefe de Estado reparte, entonces. Por lo menos Vegas no lo acusa de expropiar en su solo beneficio los dólares venezolanos que, por cierto, Morales no suelta así, sin más, sino que, donado de buena voluntad por el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez, el dinero se destina a proyectos productivos necesarios para Bolivia, se invierte en educación, en salud y ha auxiliado en la extensión del acceso popular a los servicios básicos. Que la nación está perdiendo su soberanía con una supuesta subordinación de Morales a Venezuela y Cuba, es una de las mentiras más insistentemente repetidas por los medios de comunicación.

Pese a su nula credibilidad —acaso porque la credibilidad no importa—, El Deber es uno de los medios bolivianos que con mayor asiduidad la prensa internacional utiliza como referencia. En nuestro país, la agencia informativa del Estado, Notimex, basa su conocimiento de la actualidad boliviana casi exclusivamente en lo que publica El Deber. Unas veces Notimex reconoce su deuda con el diario santacrucino; en otras ocasiones no menciona su nombre, mas su influencia es innegable en la redacción de notas con títulos alineados tan a la derecha como “Referendo revocatorio sería ‘suicidio político’ para Evo Morales”. El director de El Deber es Pedro Rivero Mercado, ex-embajador en Francia, cuya familia administra el periódico y posee acciones en la televisora PAT.

La radio y la televisión son las herramientas comunicativas mejor aprovechadas por los que se oponen a Morales. Días antes del referendo, políticos y politólogos invitados a programas de discusión, más los locutores mismos, aseveraron que los votos serían manipulados por el MAS, montando un fraude. Este intento de desacreditar al MAS va de la mano con la encuesta de Captura Consulting; como dice Peredo Leigue: “Así, cuando se anuncien los resultados oficiales del referendo, será sencillo decir que la encuesta es verdad y los resultados son mentira”.

El martes 12 de agosto, el diario paceño La Razón destacó como encabezado principal que “La OEA detectó irregularidades el día de la votación”. El sábado 16, cinco pequeños párrafos en la página 14 daban noticia de que “La OEA valida plenamente el referéndum”. Estrictamente hablando, La Razón nunca mintió: la OEA había detectado irregularidades —sólo que en un volumen muy escaso, insuficiente para invalidar la votación. El modo en que La Razón trató la noticia de la OEA nos sirve para ejemplificar dos trucos habituales de la prensa deudora del gran capital. 1) Buscar (y encontrar) el lado de la noticia que más convenga a los propósitos de la derecha (el propósito declarado de la derecha boliviana es derrocar a Morales): ¿hallaron irregularidades los observadores de la OEA? Sí. ¿Que son pocas? No importa; mientras se sepa de una sola hay que explotarla, exprimir todo su jugo en la cara de Evo. 2) Las notas favorables, bien afeitadas y compuestas, deben ir en primera plana, en letras grandes. No vale la pena emprender el incómodo esfuerzo de acercarse a la exactitud; las noticias feas, inconvenientes, que no se publiquen, y cuando haya que publicarlas (porque su silencio sería demasiado ruidoso), se les despachará en rápidos párrafos enviados a la página 14. La Razón forma parte del emporio europeo Prisa, propietarios en España del famoso periódico El País.

La Razón domina el estilo “sutil” de manipular la información, pero cuando hace falta miente de manera descarada. En su edición del lunes 11 presentó a Alberto Aguilar, del MAS, como revocado de la prefectura de Oruro; la permanencia o salida de Aguilar, sin embargo, no será decidida sino después del 24 de agosto. Escribo estas palabras la madrugada del 19.

El viernes 15, un grupo de seguidores del terrateniente Branco Marinkovic y del prefecto de Santa Cruz Rubén Costas, contrario a Morales, intentó tomar por la fuerza las instalaciones de la policía santacrucina (Costas ha repetido muchas veces que los cuerpos de seguridad local le deberán, en adelante, a él sus nombramientos y los desvinculará del gobierno central). El coronel Wilge Obleas, máxima autoridad policial del departamento, terminó en el suelo, sometido a patadas. El lunes 18, La Razón publica una columna donde el “periodista independiente” René Poveda Guzmán califica al gabinete de Morales de “ideólogos de la confrontación”. Ni un solo columnista de La Razón se ha mostrado crítico con el prefecto crucino.

“Son parte de una guerra sucia, la campaña de la prensa”, acaba de declarar Evo en Paraguay. “Ofendan o difamen, ya no se puede parar la conciencia del pueblo boliviano”.

Con el país roto a sus espaldas, Evo no debería subestimar la influencia de la prensa derechista en esa parte de la población a la que le han enseñado a detestarlo.

martes, septiembre 16, 2008

La gran tentación: el petróleo de México

Andrés Manuel López Obrador
La Jornada
15 de septiembre de 2008

Andrés Manuel López Obrador, en imagen reciente. Foto: Carlos Ramos M.

A partir de hoy, Grijalbo pondrá a la venta el nuevo libro de Andrés Manuel López Obrador, La gran tentación: el petróleo de México. El texto que presentamos a continuación, por cortesía del sello editorial que lo publica, fue tomado del capítulo “La política irresponsable”.

Los gobiernos neoliberales le han confiscado a Pemex todos sus ingresos. Tan sólo de 2000 a la fecha, mientras esta empresa ha registrado ventas acumuladas por 6 billones 442 mil millones de pesos, ha pagado y enterado impuestos por 4 billones 467 mil millones de pesos, cifra que significa 75.8 por ciento de sus ventas. En contraste, en este mismo periodo la inversión pública directa en Pemex (sin incluir deuda) fue de 162 mil millones de pesos, cifra que representa apenas 2.5 por ciento de sus ventas totales.

Los ingresos obtenidos por petróleo han sido utilizados para financiar el presupuesto público, al grado que de cada peso del presupuesto, cuarenta centavos provienen del petróleo. Esta política fiscal que sangra a Pemex, ha sido utilizada para compensar el déficit que registra la recaudación, debido a que en nuestro país las grandes empresas prácticamente no pagan impuestos.

Por ejemplo, en 2007 Pemex tuvo ventas por un billón 134 mil 980 millones de pesos y sus aportaciones a las finanzas públicas fueron de 846 mil 200 millones de pesos, es decir, 74.6 por ciento de sus ventas. Mientras, en ese mismo año, según cifras de la Bolsa Mexicana de Valores, nueve grandes empresas registraron ventas por 1 billón 209 mil 316 millones de pesos y pagaron impuestos por 51 mil 325 millones: cinco por ciento de sus ventas. O sea, Pemex aportó dieciséis veces más. Habría que agregar que estas empresas presentaron impuestos diferidos en sus balances por 106 mil 296 millones de pesos; es decir, obtuvieron créditos fiscales por el doble de lo que pagaron de impuestos. Además, no sabemos cuánto al final terminaron pagando porque suele pasar que se beneficien con la devolución de impuestos.

La gran corrupción que se da entre las cúpulas del poder económico y del poder político en México, puede describirse señalando que un trabajador, un integrante de la clase media o un pequeño o mediano comerciante o empresario, están obligados a pagar de 15 a 28 por ciento de impuesto sobre la renta (ISR); sin embargo, los grandes monopolios vinculados al poder, por los privilegios que se les otorgan, reducen al mínimo el pago de impuestos y, en algunos casos, no pagan nada.

Las reformas fiscales realizadas desde el gobierno de Fox y hasta la fecha han agravado este problema. Así lo confirma el reciente informe de la Auditoría Superior de la Federación. Según este organismo, en 2005 “se detectaron cincuenta grandes contribuyentes cuyos pagos individuales de impuestos sobre la renta, deducidas las devoluciones, fueron menores a 74 pesos”. Así mismo, se asegura que “las devoluciones efectuadas en el periodo 2001-2005, alcanzaron la cantidad de 604 mil 300 millones de pesos. Por ello se genera una situación de privilegio para unos cuantos contribuyentes que contraviene el principio de equidad fiscal”. Esta situación ha continuado, y durante el primer semestre de 2008, las devoluciones de impuestos efectuadas ascendieron a 93 mil 613 millones de pesos.

Por último, habría que agregar que a los gobiernos panistas les ha tocado la época de precios más altos del petróleo en toda la historia del mundo. Fox recibió durante su sexenio recursos presupuestales del petróleo del orden de 335 mil millones de dólares y tan sólo de excedentes por los precios altos, obtuvo 10 mil millones de dólares por año en el trienio de 2004 a 2006. Y la desgracia fue y sigue siendo, que todo ese dinero, en vez de destinarse a modernizar a Pemex, a promover el desarrollo de México y a garantizar el bienestar del pueblo, se derrochó en beneficio de la alta burocracia o se fue por el caño de la corrupción.

Así mismo, en 2007, el gobierno de facto recibió 12 mil millones de dólares de excedentes por precios altos del petróleo de exportación, y en 2008, serán 20 mil millones más. Tengamos en cuenta que la Cámara de Diputados fijó en la Ley de Ingresos de la Federación un precio estimado por barril de 49 dólares y se ha vendido a 100 dólares en promedio. Desde 1901 que comenzó la explotación petrolera en México hasta nuestros días, ningún presidente de la República había obtenido tanto dinero por concepto del petróleo, como el que está recibiendo en este año el usurpador Felipe Calderón. Sin embargo, todos estos recursos, al igual que cuando Fox, se han utilizado para subsidiar fiscalmente a sus aliados de las grandes corporaciones empresariales, se han dilapidado con la corrupción o se han orientado para mantener los privilegios de los altos funcionarios públicos. Baste subrayar que el gobierno de facto no ha hecho nada para reducir su enorme gasto burocrático. Por el contrario, en 2007, lo aumentó en 154 mil millones de pesos. Y hasta ahora su gasto corriente en 2008 se proyecta en 250 mil millones más. Es decir, en sólo dos años sumará 404 mil millones de pesos. En suma: ineptitud, corrupción y derroche a manos llenas.

La gangrena de la corrupción

Todo el desastre en el sector energético nacional ha sido alimentado por la corrupción que predomina en el gobierno, en Pemex y en la Comisión Federal de Electricidad. Este es el mal que más aqueja a Pemex y atormenta a la nación. Aunque son inagotables los casos de corrupción, aquí sólo trataré de manera puntual algunos de los más actuales que considero relevantes.

El primer contrato de servicios múltiples que se otorgó, violando la Constitución, a una empresa extranjera, se suscribió cuando Felipe Calderón fue secretario de Energía y presidente del Consejo de Administración de Pemex. El 14 de noviembre de 2003, sin que hubiera participado en la licitación ninguna otra empresa, se entregó a Repsol de España un contrato por 2 mil 437 millones de dólares, para explotar yacimientos de gas en la Cuenca de Burgos.

Este contrato de servicios múltiples, celebrado con Repsol, en su anexo “Catálogo de Precios Máximos” muestra cómo se integran los costos de los servicios contratados y sus elevadísimos sobreprecios: para la adquisición de infraestructura se paga 120 por ciento adicional del costo directo; y en el caso de los servicios de mantenimiento, hasta 320 por ciento sobre el costo directo diario. Además, el precio unitario original se aplica independientemente de que la empresa contratista utilice materiales nuevos o usados; es el contratista quien tiene la “responsabilidad absoluta” de inspeccionar, probar y certificar todos los materiales, y por si fuese poco, se incluyen cargos adicionales no previstos como tasas y tarifas de importación, impuestos laborales, impuestos por adquisición de inmuebles y permisos, licencias y registros públicos.

Pero lo peor es que estos contratos han resultado benéficos sólo para las empresas extranjeras, pero improductivos y perjudiciales para el interés nacional. Por estos contratos leoninos que han sido otorgados a Repsol, Tecpetrol, Petrobras, Teikoku, Schlumberger y Halliburton, entre otras, Pemex convino pagar más de 5 mil millones de dólares, con la justificación de que la producción de gas iba a aumentar en 50 por ciento en la Cuenca de Burgos, lo que hubiera significado 500 millones de pies cúbicos diarios. Sin embargo, en cinco años las empresas aumentaron la producción sólo en 63 millones de pies cúbicos, pasando de 126 millones, que era la producción que Pemex obtenía al entregar los campos, a 189 millones de pies cúbicos; es decir, el incremento equivale a cuatro por ciento de la producción estimada en Burgos. Es más, en el mismo periodo, Pemex aumentó la producción en los campos operados por la paraestatal, de mil a mil 347 millones de pies cúbicos. En suma, los contratos de servicios múltiples elevaron muy marginalmente la producción a costos muy elevados: han sido un fracaso.

Inversiones inútiles

Para la reconfiguración de la refinería de Cadereyta se contrató en 1997 a Sunkion Limited, Siemmens e ICA. La obra debió terminarse en julio de 2000, pero tardó más del doble del plazo pactado. Se entregaron los trabajos inconclusos, con irregularidades y los precios unitarios se pagaron muy por encima de lo contratado. En noviembre de 2001, la auditoría cuantificó pérdidas, hasta ese entonces, por más de mil millones de dólares. Pemex, que había renunciado a la jurisdicción nacional, fue demandado por el consorcio en tribunales internacionales. Ante la falta de una defensa adecuada, fue obligado a pagar 630 millones de dólares adicionales. A ningún funcionario se le fincó responsabilidad alguna ni mucho menos sanción hasta el día de hoy. Se generó un daño patrimonial de cuando menos mil 630 millones de dólares.

Los contratos con empresas extranjeras en Chicontepec, Veracruz, también demuestran, cuando menos, lo absurdo de la política privatizadora. En esta zona, con amplias reservas de petróleo, pero cuya extracción supone gran dificultad técnica, entre 2004 y 2007 se incrementó la inversión de dos mil 905 millones a cuatro mil 871 millones, cerca de 70 por ciento. Las fechas coinciden con la contratación de las empresas Schlumberger y Halliburton para la perforación de 300 pozos. Sin embargo, en ese periodo la producción pasó de 25 mil 223 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (pce) a 26 mil 625 millones de barriles diarios , es decir, únicamente se incrementó seis por ciento. En suma, Burgos y Chicontepec resultaron un magnifico negocio para los contratistas pero un pésimo negocio para la nación.

En 2007, la empresa noruega PetroMena, poseedora de plataformas de perforación para aguas profundas, rentó durante cinco años tres plataformas: la más grande para 3 mil metros de profundidad a Petrobras America Inc., en 750 millones de dólares. La de capacidad media, para 2 mil 500 metros de profundidad, a Petrobras Brasil, en 645 millones de dólares. Y la de menor capacidad, para 2 mil metros de profundidad, a Pemex a un costo de 940 millones de dólares. En pocas palabras, Pemex rentó la plataforma más pequeña 300 millones de dólares más cara.

[...] Después de este rosario de hechos fraudulentos, queda claro que detrás del actual afán privatizador de la derecha, está la ambición del mismo grupo que ha venido haciendo negocios privados al amparo del poder público y a costa del patrimonio nacional. Más allá de consideraciones técnicas, financieras o administrativas, la intención de privatizar Pemex se basa en el interés de las minorías rapaces y de funcionarios corruptos que quieren seguir montados en el negocio del petróleo.

En síntesis, es un hecho innegable que durante la época del pillaje neoliberal, han tratado de destruir a la industria petrolera nacional. Es cuando más ha padecido de intervencionismo y la han saqueado a mansalva, como a ninguna otra empresa en el mundo. Y sin embargo, sigue siendo imprescindible defenderla ante la actual embestida que busca aniquilarla por completo, porque de la salvación de esta industria depende, en mucho, el destino del país y de nuestro pueblo.

lunes, septiembre 01, 2008

Reforma energética: contradictoria al proceso de desarrollo histórico de la nación mexicana

Nael Ramírez Domínguez

Rebelión

30 de agosto de 2008

INTRODUCCIÓN

Hablar del petróleo, es hablar de un recurso fundamental para el desarrollo de cualquier economía, en el caso de México el petróleo ha sido palanca del desarrollo en los años posteriores a su nacionalización y hasta antes de la llegada de un nuevo modelo económico denominado neoliberalismo, el cual sustenta la contradictoria política del libre mercado (es decir, estado mínimo) en la etapa del capitalismo monopolista, contradictoria por su practicidad anacrónica.

Ante tal importancia del petróleo, es imprescindible hablar de él bajo su administración actual la paraestatal PEMEX, el surgimiento de carácter antiimperialista de éste, así como del modelo económico adoptado que vino a debilitarlo y a ponerlo hoy día en la encrucijada histórica: inversión nacional-extranjera o exclusividad del Estado en lo referente; encrucijada que bajo las condiciones de nuestro país subdesarrollado pasa a ser: desarrollo independiente o neocoloniaje.

Por la gran importancia del tema, es que comenzaré con lo fundamental para el análisis de todo objeto social, político o económico, la historia.

1.- LA EXPROPIACIÓN DE PEMEX.

1.1.- El carácter de la revolución de 1910.

La revolución de 1910, se da como todas las revoluciones, por la "necesidad imperiosa de transformar el régimen establecido, de resolver de manera progresista el profundo antagonismo entre las fuerzas que hacen posible la producción, y la forma injusta de distribuir el producto" [1].

El antagonismo que se dio en el seno del porfiriato fueron diversas, según las clases sociales que estaban inmiscuidas; pero para entender esas contradicciones, es necesario explicar las condiciones que imperaban en el contexto de 1910.

Hace noventa y ocho años vivían en México alrededor de 15 millones de compatriotas, la mayoría en condiciones dramáticas, la estructura económico-social de ese entonces era el latifundismo, que consistía en grandes haciendas, los cuales tenían bajo su dominio a pueblos enteros, con decirles que: "setenta mil de las comunidades habitadas en toda la república, cincuenta y cinco mil se hallaban bajo el dominio de hacendados" [2]. Con esta estructura económica, la concentración y centralización de la riqueza en pocas manos era incuestionable; el uno por ciento de la población era propietaria del 95 % del territorio nacional, a pesar de que el 96 % de la población se dedicaba a la agricultura [3].

En las haciendas se mantenía el modo de producción feudal, los campesinos siervos se hallaban endeudados "eternamente" mediante la tienda de raya, tienda del señor hacendado, las condiciones de vida del campesinado era la pobreza extrema.

En cuanto al comercio, no había un mercado interno eficiente, los ferrocarriles propiedades de norteamericanos e ingleses estaba orientado a servir los intereses de mineros y latifundistas que exportaban la mayor parte de la producción en forma de materias primas, y no orientado hacia el desarrollo de la economía nacional.

Respecto a la industria de ese entonces es preciso mencionar que "la industria manufacturera constituía el 72. 5 %, mientras que el 27.5 % le correspondía a otras industrias varias, como la de tabaco, calzado, textiles, etc." [4] Lo que caracterizaba a la industria en general era su carácter de país colonial, debido a que la mayor parte de la producción salía en bruto para ser beneficiada en el extranjero. Es necesario también mencionar que la mayor parte la industria primaria como la manufacturera pertenecían a capitales extranjeros, debido a que, de 1982 a 1907, la inversión de los capitales mexicanos fue de 591 millones de pesos en la economía nacional, contra 1317 millones de peso de capitales extranjeros, de los cuales 711 millones eran capital norteamericano. Así pues, tan solo "tres años antes de iniciarse la revolución de 1910 los intereses yanquis tenían el 50 % de la riqueza nacional" [5].

Ante esas condiciones de la economía nacional, "se creó un conflicto insalvable entre la población rural y el sistema de haciendas; entre los obreros y la mayoría de los patrones de mentalidad feudal; entre la burguesía industrial mexicana del tipo nuevo que empezaba a formarse y los hacendados, banqueros especuladores, las empresas extranjeras que hacían imposible el desarrollo de la economía nacional" [6] estos conflictos fueron causa de la rebelión del pueblo mexicano contra la dictadura porfiriana.

Pero ¿qué intereses representaban los impulsores del cambio progresista de la situación económica, social y política de México? Los intereses que representaban eran propias de su clase, los campesinos y los obreros se movilizaban los primeros por tierras y libertad, los segundos por mejores condiciones de vida y de salario, los escritores intelectuales como Flores Magón y Molina Enríquez pertenecientes a la pequeña burguesía, representaban las posiciones de avanzada en la reivindicación del pueblo y la nación, así mismo la burguesía terrateniente moderna, opuesta a las relaciones feudales de producción combatía el régimen de Díaz, el claro ejemplo es Francisco I. Madero, miembro de una familia terrateniente e industrial en el norte, así mismo la burguesía industrial nacional se oponía a la entrega de los mejores recursos naturales a capitales extranjeros. Estas dos últimos grupos de una misma clase se oponían al régimen, pero sin romper absolutamente con los lazos que tenían en el círculo gobernante.

Es pues, por las condiciones de ese entonces y los intereses de clases que participaron en la rebelión contra la dictadura pro-imperialista de Díaz, que la revolución de 1910 tuvo un carácter democrático, antifeudal y antiimperialista, el carácter antiimperialista es propio de revoluciones de países coloniales subyugados por el imperialismo.

1.2.- La expropiación petrolera.

Como resultado de la revolución de 1910 y su carácter democrático, antifeudal y antiimperialista se llego a formular una nueva constitución, la que retomó todo los anhelos de los grupos y clases que participaron en la revolución, claramente expuestos en los artículos 3, 27 y 123 constitucional.

La constitución de 1917 era para su tiempo una de las constituciones más avanzadas en cuanto a su contenido de seguridad social y derechos laborales, pero también por su contenido ajeno al liberalismo clásico, el cual tiene a la propiedad privada como "derecho natural", en el caso de nuestra constitución, el Estado es propietario de las tierras y aguas, los recursos naturales, minerales, etc., y es éste el que "tiene el derecho de trasmitir su dominio a los particulares, constituyendo así la propiedad privada" [7] , es ese el carácter superior de nuestra constitución respecto a otras constituciones liberales.

El carácter de la república mexicana tomara un rumbo distinto al de las naciones europeas en ese entonces desarrollándose hacia el imperialismo, en México y como resultado de la revolución de 1910, así como de sus condiciones materiales, se adoptará una forma de política económica propia de los países subdesarrollados, y que responda a la necesidad de un desarrollo independiente, tal política es conocida como el nacionalismo revolucionario, que es: "una vía capitalista de desarrollo, pero no idéntica al capitalismo clásico,… que abre a los países del capitalismo periférico la posibilidad de desenvolver sus fuerzas productivas con independencia y progreso social" [8].

El nacionalismo revolucionario, es el resultado de luchas previas por la independencia económica de la nación, ésta política económica es la que da sustento jurídico e ideológico a la expropiación petrolera, el cual es preparada y organizada por Vicente Lombardo Toledano, secretario general de la CTM y que dirigió el Sindicato de Trabajadores Petroleros para la obtención de un solo contrato de trabajo para toda la industria petrolera, la cual estaba en manos de compañías norteamericanas e inglesas; ante la desobediencia de estas empresas extranjeras a sujetarse a la legislación mexicana, Lombardo Toledano conduce la lucha hacia una posible huelga de trabajadores de la industria petrolera y con ella a un paro productivo de dicha área, ante ello es que se da la decisión patriótica del presidente Lázaro Cárdenas de expropiar y nacionalizar la industria petrolera en 1938.

Es en 1940 cuando se enriquece el contenido del artículo 27 constitucional, al incorporarse el párrafo sexto, el cual dispone que tratándose del petróleo y de carburos, será exclusividad de la nación la explotación de esos recursos [9].

La expropiación petrolera es, pues, el resultado de una política económica surgida de los anhelos por los que se luchó en la revolución de 1910, el nacionalismo revolucionario es el resultado de las luchas antiimperialistas de inicios del siglo XX, luchas que tenían como objetivo la plena independencia de nuestra nación respecto del exterior, tanto en lo económico como en lo político, para así tener una plena soberanía nacional.

La expropiación y nacionalización petrolera es el punto álgido de despliegue de una política económica antiimperialista y a su vez, comienzo de una etapa de desarrollo independiente de nuestra economía, aun teniendo sus errores y en ocasiones retrocesos.

2.- EL NEOLIBERALISMO

2.1.- El cambio de modelo económico.

El nacionalismo revolucionario estuvo predominando en nuestra economía hasta antes de los ochenta, con sus errores, sus tropiezos y en ocasiones sus retrocesos, aún así se disponía al desarrollo de manera independiente de nuestro país.

Con la crisis de la deuda externa de nuestro país de finales de los setentas, se pide apoyo financiero al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), organismos internacionales que sirven como tentáculos del imperialismo norteamericano y europeo para imponer su visión del mundo y subyugar a los países subdesarrollados.

El FMI y el BM dan créditos para contrarrestar los déficits públicos de gobiernos, en el caso nuestro, del gobierno mexicano. Otorgan los préstamos pero con condiciones de "reformas estructurales" que causen beneficios a las empresas transnacionales europeas y principalmente estadounidenses, estas reformas estructurales son: la eliminación de aranceles, la formación de un estado mínimo, es decir, que el Estado no sea propietario de empresas, la venta de las empresas por parte de los Estados a la iniciativa privada, la "flexibilización laboral" que no es más que arrebatarle derechos a los trabajadores para beneficios de las arcas de las empresas extranjeras, etc.

Estas condiciones que pide el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, esas "reformas estructurales" no es más que principios del modelo económico neoliberal; de acuerdo con la Mtra. Ifigenia Martínez, "el neoliberalismo retoma las viejas ideas de dejar hacer, dejar pasar; de la mano invisible del mercado del siglo pasado, nos habla del libre comercio, libre movimiento de capital, libre convertibilidad de las monedas, reducción de la participación del Estado en la economía y su confinamiento a un área social y de los topes" [10].

Como vemos, los postulados y principios del neoliberalismo son los propios que proponía el liberalismo en el siglo XIX, pero en aquel siglo era una etapa pre-monopolista, es decir no existían monopolios empresariales, y se necesitaba el "libre mercado", el "libre comercio" para crear la riqueza material que declarara obsoleta al feudalismo. Pero en nuestras condiciones actuales, en la etapa del imperialismo, fase superior del capitalismo como manifestara Lenin, es ingenuo pensar en el "libre mercado", en el "libre comercio" debido a que los monopolios existentes son los que controlan los mercados y son los que imponen sus reglas consensuadamente, violentamente o como sea, el capital no conoce formas sino fines.

En México este modelo económico neoliberal asaltó el poder con la administración de Miguel de la Madrid, el cual siguió sus designios al privatizar alrededor de 700 empresas paraestatales, así como su sucesor Carlos Salinas De Gortari que privatizó alrededor de 400 empresas paraestatales, Ernesto Zedillo Ponce de León que privatizó los Ferrocarriles, Vicente Fox Quesada que logró "reformas" y "aperturas" y el actual presidente Felipe Calderón que desea privatizar a PEMEX, mediante estos personajes, el grupo y partido político que los postula y que están detrás de ellos es que se mantiene el modelo económico neoliberal.

2.2.- Neoliberalismo y PEMEX.

Como hemos visto, el neoliberalismo postula la mínima intervención del Estado en las cuestiones económicas, al ser adoptada esa política económica en México por el gobierno de Miguel de la Madrid, se busca debilitar lo más que se pueda a las empresas paraestatales, para con esto dar sustento al viejo discurso de que el Estado es un mal administrador y con ello, privatizar todos sus bienes, esta intención neoliberal es adoptada para debilitar a PEMEX.

Hace más de un cuarto de siglo, Pemex era una empresa exitosa, cuyo crecimiento en productos superaba el 10 % anual. Tenía siete refinerías (Cadereyta, Salamanca, Tula, Minatitlán, Salina Cruz, Madero y Azcapotzalco), hace ya 27 años que no se construye una sola refinería en México, desde 1982 no se incrementa la refinación y la petroquímica ha disminuido un 80%. En amoniaco teníamos el complejo más grande del mundo: 5 millones de toneladas por año, hoy fabricamos solamente el 10%. Estos datos dan muestra de la viabilidad de PEMEX como empresa paraestatal en los inicios de la década de los ochenta [11].

En la actualidad, y debido al debilitamiento que impusieron a PEMEX todos los gobiernos neoliberales de Miguel de la Madrid hasta Vicente Fox, es que la empresa se ha debilitado, pero aún así sus rentas son vitales para el funcionamiento financiero del Estado mexicano.

2.3.- PEMEX hoy.

En la actualidad sería un error afirmar que PEMEX pasa por un buen estado financiero y tecnológico, pero esto no da pie al fatalismo del discurso neoliberal para justificar su privatización.

PEMEX hoy tiene una debilidad, pero recordemos, esta debilidad financiera y tecnológica fue producida por la intencionalidad de los gobiernos neoliberales para dar pauta a la privatización.

En cuanto deuda, se ha observado un crecimiento anual compuesto de 11 por ciento en diez años de 1995 a 2004, al pasar de 165 miles de millones de pesos en 1995 a 419 miles de millones de pesos en 2004, sin considerar el pasivo laboral, lo que convierte a Pemex en la empresa petrolera más endeudada del mundo. [12]

En cuanto a carga fiscal, PEMEX aporta el 42 % de sus recursos al fisco, por ejemplo, en 2007 los ingresos de PEMEX fueron de 100 mil millones de dólares, y representaron 12.5 % del PIB; de ese monto la paraestatal gastó 40 mil millones de dólares: 11 mil en operación; una cantidad igual en gastos de inversión para amortizar obras y pagar intereses sobre créditos recibidos; y 18 mil en importación de gasolinas. Los 60 mil millones de dólares restantes se transfirieron al gobierno federal para cubrir gasto social y nómina de la burocracia. [13] El régimen fiscal actual es una de los más altos en el mundo, esto claramente desangra a PEMEX y no le deja recursos suficientes para reinvertirse.

Ahora en cuanto funcionamiento, PEMEX tiene seis refinerías, la refinería de Azcapotzalco fue cerrada en 1991. En cuanto a la producción de las restantes, de diciembre de 2002 a igual mes de 2007, la elaboración de petrolíferos en las refinerías se incremento un escalofriante 1 %, mientras la importación de esos productos creció, en igual periodo un 135 %. En ese mismo lapso de tiempo, la importación de gasolina del extranjero se incrementó un 263 % y la de Diesel un 201%. "En números cerrados, de las ganancias petroleras acumuladas del 2002 al 2007 se han destinado 50 mil millones de dólares para importar productos petrolíferos, monto más que suficiente para haber podido construir cuando menos siete refinerías a lo largo y ancho de la república mexicana", esto en las propias palabras del economista Carlos Fernández Vega [14].

Ahora, en cuanto a los costos de operación de PEMEX con respecto a sus ventas es de menos de 10%, la empresa transnacional Shell, que es la que le sigue tiene un costo de operación respecto de sus ventas de 45 %, esto nos quiere decir que PEMEX es una empresa rentable, debido a que le cuesta alrededor de cuatro dólares la producción de un barril de petróleo, mientras que la venta de ese barril en el marcado oscila hoy día en 110 dólares.

En general podemos decir que: "PEMEX ocupa el sexto lugar en producción de petróleo, el séptimo por la cuantía de sus reservas y el noveno por su capacidad de refinación" [15] , ante esto y lo anterior explicitado podemos decir que PEMEX es una empresa fructífera, redituable para el Estado mexicano, competitiva y viable por si misma, solo falta que se deje de desangrar y debilitar por parte de los neoliberales, los cuales buscan "justificar" su privatización y su entrega al capital transnacional.

3.- CONCLUSIONES.

Podemos concluir que la revolución de 1910 fue una revolución causada por la agudización de las contradicciones de clase, y la agudización de la contradicción entre los intereses del pueblo mexicano en general y los intereses del imperialismo, sobre todo norteamericano, contradicción entre tener una patria libre e independiente de parte de los mexicanos, y tener una neocolonia con grandes riquezas naturales, esto de parte de los imperialistas y sus servidores, la oligarquía porfirista.

Tales contradicciones vinieron a superarse por medio de la revolución de 1910, el cual tuvo un carácter determinantemente antiimperialista, esto debido a la situación de colonialismo en el que estaba nuestra patria.

Por el carácter antiimperialista de la revolución se define la política económica a seguir en las postrimerías, esa política llega a ser el nacionalismo revolucionario, en el cual confluyen ideas de diversa índole, pero en general determinadas a construir y desarrollar una economía independiente del capital extranjero, y es en su punto álgido de esta política económica que se da la expropiación y nacionalización de la industria petrolera.

La política económica surgida de la revolución de 1910 es abandonada y erradicada del ámbito público a la llegada de nuevos "líderes" instruidos en las escuelas norteamericanas, los llamados tecnócratas neoliberales, los cuales vienen a realizar en nuestro país todas las recomendaciones y dictados de Washington en cuanto a economía.

Y es a la llegada de éste modelo económico neoliberal, ajeno al proceso de desarrollo histórico propio de nuestra nación, que se vienen a privatizar todos los bienes estatales, para después ser adquiridas por capitales extranjeros, es decir, volver a las condiciones de neocoloniaje en que estaba nuestra patria bajo la dictadura de Porfirio Díaz. Volver al pasado, ese pasado de sojuzgamiento, de perdida de soberanía, de despojo y violación de nuestros derechos.

"La reforma energética" llamado por sus defensores, "la privatización de PEMEX" llamado por sus críticos conscientes no es más que lo ya expuesto, la intención de apoderarse del recurso que nos ayudo a desarrollarnos como país a mediados del siglo pasado, apoderarse del principal ingreso de divisas de nuestro país, apoderarse de nuestro destino como nación, apoderarse de todo lo que sostiene nuestra patria.

Se podrá argumentar que lo que se busca no es privatizar, sino solamente sacar a PEMEX de su situación financiera y tecnológica con la ayuda del capital privado, lo mismo se nos dijo con la reforma eléctrica en el periodo de Zedillo, y hoy día las empresas privadas generan alrededor del 30 % de la energía eléctrica que consume el país, ¿acaso no es privatizar eso?, para que se privatice PEMEX no es necesario que en vez de PEMEX aparezca SHELL o EXXON en los letreros de las gasolineras o refinerías, para privatizar falta solo que se inmiscuyan gradualmente en los procesos productivos propios de PEMEX.

En este último cuarto de siglo nos han privatizado y siguen amenazándonos las privatizaciones, ya privatizaron Altos Hornos de México, El Ferrocarril, los Bancos, Telmex, intentan ahora privatizar PEMEX, después han de querer privatizar CFE, IMSS, etc.

Como nación subdesarrollada pasamos por momentos en que países imperialistas nos neocolonializan, con sus capitales y empresas. Así mismo, vemos que cada día estamos más diezmados en cuanto a recursos naturales y económicos. Vemos con preocupación cómo volvemos cada día a ser lo que fuimos durante el porfiriato, a ser colonia.

Pero al igual que bajo el porfiriato las condiciones de pobreza, desigualdad, de concentración y centralización de la riqueza un muy pocas manos, están formando la agudización de contradicciones entre los que desean una patria libre de imperialismo y el imperialismo que cada día desea privatizar todo. Se están agudizando los intereses encontrados, y como toda contradicción exacerbada tiende a superarse, necesariamente se superara de manera progresista estas contradicciones, la cuestión es ir creando las fuerzas necesarias para la superación progresista de tal contradicción, las fuerzas que restituyan la independencia económica y por tanto política de nuestra nación respecto del exterior, las fuerzas que garanticen la plena soberanía de nuestro pueblo, fuerzas progresistas que construyan o impulsen a la construcción de una política petrolera, energética que garantice la viabilidad de PEMEX y la viabilidad de desarrollo independiente de nuestra nación, con justicia social y democracia real.

Pero tal construcción de una viabilidad económica referente a PEMEX y nuestra nación, en la actualidad hegemónicamente neoliberal, no puede ser la búsqueda de la política económica del nacionalismo revolucionario, debido a la imposibilidad de cambios graduados cuasipasivos bajo el "fascismo del capital monopolista" [16] , sino la construcción de un nuevo régimen político económico que rompa las relaciones de subordinación con el imperialismo y que construya progresivamente la socialización de los medios de producción y de los recursos naturales en manos de un nuevo Estado que responda a los intereses de la mayoría de la población.

Para que PEMEX no se vea desmembrada y debilitada, el nuevo Estado debe tenerla como apoyo a la economía más no como una caja chica del cual se saque los recursos que el Estado no pueda sacar de otras fuentes, como pasa en la actualidad. PEMEX en el nuevo Estado debe ser primordial en la estructura política económica nacional, en el sentido de que se encarga de un recurso necesario y sobre todo no renovable, carácter doble del petróleo que lo hace apetitoso a las ambiciones monopólicas imperialistas que dominan hoy el orbe.

A grosso modo PEMEX tiene viabilidad pero no bajo el régimen económico neoliberal, ni con una política económica no decidida a barrer el senil sistema capitalista, sino tendrá viabilidad solo con la instauración de un régimen económico que trate a los recursos naturales, físicos y sociales no como una mera abstracción mercantilista, sino como factores, elementos complementarios para el desarrollo histórico de la humanidad en su camino hacia la justicia social y el bienestar material. El debate sobre la reforma energética no debería basarse en la situación actual de PEMEX de la que se ha hablado mucho, sino de los modelos económicos que puedan revitalizarla y en base a la profundización de tal debate, hablar hasta de sistemas económicos que beneficien no solo a PEMEX, ni México, sino a la humanidad entera.

* * * * * * * * * *

[1] Lombardo Toledano, Vicente. Carta a la juventud sobre la revolución mexicana, su origen, desarrollo y perspec-tivas. México. Ediciones de la Juventud Popular Socialista, 1960 P. 7

[2] Idem.

[3] Idem.

[4] Ibidem. P. 9

[5] idem

[6] Ibídem. P. 11

[7] Art. 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

[8] Amezcua Dromundo, Cuauhtemoc. "México en los umbrales del siglo XXI" Edit. El Caballito. México, 2000. P.147.

[9] Campos Vega, Juan. "El artículo 27 constitucional: propiedad originaria y recursos energéticos". En Revista: Nueva Democracia. No. 13. Segundo trimestre de 2005.

[10] Mtra. Efigenia Martínez. El neoliberalismo, atentado contra la soberanía y el bienestar popular , en el libro "Soberanía y unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños" Ediciones de la Sociedad Mexicana de Estudios Legislativos. A. C. México, 2000. P.60.

[11] "la privatización inconstitucional de PEMEX" por Frente de Trabajadores de la Energía. www.fte.energía.org ;

"Ni una refinería en 27 años" por Carlos Fernández Vega. La Jornada 14 de febrero de 2008.

[12] "solución para PEMEX" Por Juan José Suarez Coppel. En http://ejecutivosdefinanzas.org.mx

[13] "veinticinco años tras la privatización de PEMEX" por Carlos Fernández Vega. La jornada 13 de febrero de 2008.

14] "Ni una refinería en 27 años" por Carlos Fernández Vega. La Jornada 14 de febrero de 2008.

[15] "Los neoliberales secaron a PEMEX" por Carlos Fernández Vega. La jornada 05 de febrero de 2008.

[16] Valdés Vivó, Raul. "reflexiones sobre el neolIiberalismo con peligro de fascismo" Editora Política. 2003.