Total, para que vean los liberales de qué lado masca la iguana de sus "reformistas". Con todo respeto y como dijo el mesías: JA JA JA.
Duelo de monopolios
Jenaro Villamil
La noche del 4 de septiembre, horas antes de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declarara válidas las elecciones presidenciales del 2 de julio, el magnate mexicano Carlos Slim se reunió con Felipe Calderón y le advirtió que si el gobierno le impedía ingresar al mercado de la televisión restringida a través del Acuerdo de Convergencia, podría tomar la decisión de retirar inversiones en México y colocarlas en los países de América Latina donde ya ha realizado multimillonarias compras de empresas de telecomunicaciones.
La molestia y la amenaza del tercer hombre más rico del mundo no eran vanas. Estaba en juego su condición dominante en el jugoso negocio de 23 mil millones de dólares anuales que representan la telefonía fija y móvil, en el cual él concentra 95 y 80% del mercado a través de Telmex y América Móvil, respectivamente. También estaba pendiente su ingreso al mercado de la televisión restringida, que podría incrementar sus ventas anuales a más de 30 mil millones de dólares.
Slim hizo valer su capacidad de presión. Si el gobierno federal le permitía ingresar sin demasiadas trabas al mercado de la televisión restringida, Calderón Hinojosa contaría con su apoyo...
Unos días después del fallo del tribunal, Slim visitó oficialmente al ya presidente electo, en la casa sede de la transición, en la calle de San Francisco de la colonia Del Valle de la Ciudad de México. Y semanas más tarde, el pilar del Grupo Carso lanzó una inusitada crítica a la resistencia civil de Andrés Manuel López Obrador, con quien mantuvo una pública cercanía durante su gobierno en la Ciudad de México, y calificó de “kafkianos” los bloqueos de sus simpatizantes en el Paseo de la Reforma.
El enojo de Slim tenía su origen en un duro oficio de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Precisamente el día aludido, 4 de septiembre, Francisco Gil Díaz envió a su homólogo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Pedro Cerisola, un extenso documento que cuestionaba la intención de cambiar el título de concesión de Telmex a través del Acuerdo de Convergencia.
Gil Díaz argumentó que la empresa de Slim debería pagar una contraprestación a Hacienda cuyo monto estuviera entre el precio original en que compró los títulos de la telefónica en 1990 y los beneficios que pretende recibir al entrar al llamado triple play, es decir, a la convergencia tecnológica para dar servicio de audio, video e internet a través de su red.
Gil Díaz estipuló que el título de concesión de Telmex “sólo podría modificarse en los casos que expresamente se señalan en el texto mismo de la concesión”.
En su respuesta a Hacienda, Cerisola adujo a favor de Telmex –empresa en la que desempeñó diversos cargos directivos entre 1991 y 1999– que las cláusulas 1.9 y 2.2, que prohíben cambiar el título de concesión de la telefónica, son “un derecho a favor de las compradoras (de 1990) y no una restricción para las mismas”. El titular de la SCT indicó que tales cláusulas se hicieron para evitar que las empresas dominantes en televisión, es decir, Televisa, pudieran entrar al mercado de la telefonía.
Al día siguiente de la respuesta de Cerisola, el 7 de septiembre, Telmex solicitó formalmente el cambio de su título de concesión para competir en la televisión restringida. Arturo Elías Ayub, director de alianzas estratégicas de la empresa, declaró que Telmex está tecnológicamente preparado para brindar a los clientes el servicio de televisión a través de banda ancha por internet. Citó el caso de AT&T, que puede hacerlo desde que lanzó el servicio Homezone en Estados Unidos.
Frente a esta disputa en el gabinete entre Gil Díaz y Cerisola, la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) se lavó las manos y apoyó las observaciones de otras empresas telefónicas como Nextel, Alestra y Avantel. Por su parte, la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) evadió su papel de regulador del sector y la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) defendió las condiciones establecidas en su documento del 31 de octubre de 2005 para lograr una convergencia sana.
Analistas cercanos a Telmex, consultados por Proceso, reprocharon que el celo de Gil Díaz, vinculado de tiempo atrás a Roberto Hernández –dueño de la telefónica Avantel, competidora de Telmex y accionista de Televisa–, no fue igual cuando Citigroup adquirió Banamex, el principal banco del país, y no tuvo que pagar a Hacienda ninguna obligación fiscal.
Proceso buscó directamente a Arturo Elías Ayub para conocer la posición del corporativo frente a este debate, sin embargo hasta el día del cierre de la edición no hubo respuesta.
Jugadores “cochinos”
Tan sólo en 2005, el sector de telecomunicaciones creció 21.5%, ocho veces más que el Producto Interno Bruto del país, y durante todo el sexenio foxista captó inversiones por 18 mil 800 millones de dólares. La misma SCT calcula en 45 mil millones de dólares el valor del sector en su conjunto.
Para el subsecretario de esta dependencia, Jorge Álvarez Hoth, principal artífice del Acuerdo de Convergencia, éste “pone a competir de inmediato a Televisa y a Telmex”, a diferencia de la Ley Televisa.
El presidente de la Cofeco, Eduardo Pérez Motta, señaló que “por primera vez tenemos la posibilidad de que los dos grandes, Telmex y Televisa, compitan, siempre y cuando garanticen reglas claras para el ingreso de otros competidores”.
Pérez Motta advirtió que deben cumplirse otras dos condiciones para garantizar una convergencia sana: un acuerdo de contenidos para evitar que el monopolio de distribución y producción en video, ejercido por Televisa y las empresas cableras más grandes, discriminen a otros competidores del mercado; y promover que la red de fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad y el sistema de red inalámbrica Wy Max sirvan para distribuir internet, televisión restringida y telefonía, estableciendo reglas a fin de impedir que Telmex o Televisa monopolicen estas redes alternas.
Sobre los recelos frente al poderío de Telmex y Televisa, el titular de la Cofeco explicó a Proceso: “Es como si en un partido de futbol tú tienes a dos jugadores que son muy cochinos. Tienes dos opciones: sacarlos u obligar a que jueguen bien. Si tú los sacas del partido, ya no hay espectáculo”.
Antes de la existencia del acuerdo, Tele-visa comenzó a competir con Telmex al ofrecer servicios de internet a través del sistema Cablevisión, y ha reforzado su alianza con otras empresas de televisión restringida: adquirió 50% de Multimedios (propietaria del Grupo Milenio), del regiomontano Francisco González, y está en pláticas con Enrique Yamuni, dueño de Megacable, que concentra la plaza de Guadalajara, para entrar al servicio de la telefonía y el internet.
Especialistas prevén que tanto Televisa como Telmex se aboquen a reforzar alianzas con otras empresas del sector.
Acuerdo a la medida
Casi un mes después de las reuniones que Slim sostuvo con Calderón –la del 4 de septiembre, en la que le advirtió que podría retirar de México sus inversiones, fue confirmada por dos fuentes que pidieron ser mantenidas en el anonimato–, y a pesar de la posición de Gil Díaz, refrendada en otro oficio del 27 de septiembre, el Acuerdo de Convergencia se publicó finalmente en el Diario Oficial de la Federación el martes 3 de octubre.
Horas antes hubo un intenso cabildeo de la SCT con la Cámara Nacional de la Industria de la Televisión por Cable (Canitec) y con representantes de Televisa. En reuniones de gabinete, Fox tuvo que frenar, por primera vez, a su secretario de Hacienda.
Como una muestra de la coincidencia de intereses, el fin de semana pasado, antes de la publicación del acuerdo, Fox se reunió “en plan familiar” con Carlos Slim y otros empresarios de medios en su rancho San Cristóbal.
El texto final del acuerdo incluye las cuatro condiciones más importantes que establece la Comisión Federal de Competencia para cambiar el título de concesión de Telmex: garantizar la interconexión, la interoperabilidad y la portabilidad numérica a otros competidores de telefonía fija, así como aplicar normas de contabilidad separada que prevengan de subsidios cruzados en la prestación de telefonía, televisión restringida e internet.
Los plazos para lograr estas condiciones son de 60 y 75 días, lo que permite a las empresas de televisión por cable dar servicios de telefonía antes que Telmex ingrese al mercado del video en el segundo semestre de 2007.
La versión final del acuerdo modificó los términos del polémico artículo segundo transitorio, que representaba para Telmex la posibilidad de obtener la modificación de su título de concesión sin tener que cumplir con los convenios de interconexión y de portabilidad numérica en los casos que éstos no se realizaran “por causas no imputables a los concesionarios de telefonía local”, es decir, de Telmex.
Sin embargo, la SCT le deja la responsabilidad de decidir sobre el pago de la contraprestación a la Cofetel para que, en un lapso de 90 días, determine si fijará o no el monto que debe pagar Telmex.
Un día después de publicado el documento de la SCT, el presidente de la Cofetel, Héctor Osuna, declaró: “No vemos en dónde sea la aplicación del pago de la contraprestación, pero la cosa está en el origen de lo que fue la venta de Telmex”, transacción realizada antes de que se creara la Cofetel.
Al respecto, el especialista Gabriel Sosa Plata dice que las declaraciones de Osuna demuestran que la Cofetel “no tiene la capacidad humana ni las facultades ni el tiempo” para determinar el pago de la contraprestación.
Además, califica este documento como el Acuerdo Telmex porque, en forma paralela a la Ley Televisa, existe un gran beneficiario: la empresa de Carlos Slim. Previó que hasta diciembre “va a haber conflictos importantes en relación con los dos grandes acuerdos marcos”, que son los de portabilidad, interconexión e interoperabilidad. “El tiempo de 75 días es muy poco. Tan sólo en materia de portabilidad numérica, otros países han tardado más de un año para lograrla”, precisa el especialista.
Por su parte, las empresas de televisión por cable que buscan incursionar en el servicio telefónico, como Megacable y Cablemás, se han quejado de que el Acuerdo de Convergencia les exige estándares de calidad superiores a los que actualmente se le piden a Telmex en su título de concesión.
Adicionalmente, Sosa Plata advierte que es necesario un acuerdo de contenidos para prohibir el monopolio en la distribución y producción. México, dice, es uno de los pocos países donde las empresas de televisión de paga tienen que dar una contraprestación a las de televisión abierta por transmitir sus canales.
“Por eso el sistema Sky tronó a DirecTV, que no podía ofrecer los canales de Televisa. Los cableros, a su vez, tienen miedo de pelearse con Televisa o TV Azteca porque les pueden impedir transmitir sus canales”, explica el experto.
Las empresas dominantes en la televisión por cable en las principales ciudades del país (Megacable, Cablemás y Cablevisión, Cablevisión Monterrey y Grupo Hevi, todas integrantes de la Canitec) realizan prácticas monopólicas al tener canales exclusivos que no están disponibles para quienes detentan una segunda concesión en esas mismas plazas.
Sosa Plata coincide con el titular de la Cofeco, Eduardo Pérez Motta, en que el Acuerdo de Convergencia no expresa claramente los beneficios para el consumidor final, porque no se han creado mecanismos para bajar los costos y para mejorar tanto los contenidos como los servicios de telefonía y televisión restringida.
De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor, México tiene uno de los servicios más caros en telecomunicaciones. Cada familia mexicana gasta en promedio 470 pesos mensuales en telefonía fija o móvil, televisión restringida y servicios de internet, cifra superior a lo que destina mensualmente a la salud.
Sin embargo, el acceso de la población a los servicios de internet es muy reducido. Sólo entre 12 y 15% de los mexicanos tienen posibilidad de acceso, por el alto costo de servicios como el de Prodigy, dominante en el mercado, indicó Sosa Plata.
El nombre del juego: monopolio
Sosa Plata reconoce que existen intereses confrontados entre Televisa y Telmex, pero dice que ambas pueden llegar a un acuerdo que “termine afectando finalmente al consumidor” y excluyendo a otros jugadores.
Durante la gestación del acuerdo, Tele-visa cuestionó la necesidad de un texto que ni la Cofeco consideraba indispensable para garantizar el triple play. Su filial Sky interpuso, sin éxito, un amparo contra el Acuerdo de Convergencia porque en la elaboración del anteproyecto no fue tomada en cuenta por la SCT, y a través de distintos voceros, como Javier Tejado Dondé, Televisa se sumó a las compañías de televisión por cable en sus cuestionamientos acerca de las “asimetrías de los competidores”.
Vía telefónica, Alfonso de Angoitia rechazó las versiones de que Televisa se opusiera al acuerdo: “Lo que han dicho otros, no yo, es que para que se diera la convergencia no se necesitaba de un acuerdo. Los accesos ya se están dando, con o sin acuerdo. Ahora que ya existe, es necesario que existan reglas claras del juego entre competidores. El acuerdo ordena las cosas. Eso es bueno. Es iluso pensar que nosotros nos oponíamos”, insistió el vicepresidente de Finanzas de Televisa.
–¿Cuál es la posición de Televisa sobre el cambio de título de concesión de Telmex? Se ha argumentado que la prohibición original era para evitar que Televisa entrara al mercado de la telefonía durante la privatización de la compañía en 1990 –se le pregunta.
–El candado en el título de la concesión, que ya tiene casi 20 años, no fue para que Televisa no le entrara a la telefonía. Ahora, si se debe o no pagar una contraprestación, eso lo deben determinar las autoridades.
–¿Televisa estaría a favor de nuevas reglas en materia de contenidos?
–Habría que ver las reglas. En principio, estamos de acuerdo en la no discriminación para otros competidores. Cofeco tiene razón... Estamos de acuerdo que en la parte de contenidos no se discrimine a ningún competidor y que en materia de distribución podamos competir con reglas claras.
De Angoitia sintetiza el panorama que su empresa percibe ante la inminente competencia con Telmex: “Cada quien va a ir por su lado en materia de distribución y producción de contenidos. Telmex se convierte en un cliente para nosotros en materia de producción y competiremos en distribución.
“Televisa tiene dos negocios: producción y distribución de contenidos. En Cablevisión somos los dueños de 51% y en Sky tenemos 62%. En televisión restringida, Telmex será otro distribuidor, lo vemos como una nueva ventana. Para Telmex se abre el mercado de video y para Televisa se abre el mercado de la telefonía.”
Condiciones para la competencia
El peso de la regulación del sector recaerá en la Comisión Federal de Competencia, que durante la discusión de la Ley Televisa recomendó al Senado realizar varios cambios a la iniciativa: darle mayor autonomía a la Cofetel; que las nuevas concesiones de radio y televisión se otorgaran por licitación pública y con la opinión favorable de la Cofeco; así mismo, consideró anticonstitucional el artículo 28 de la Ley Federal de Radio y Televisión, que permite la concentración del espectro durante la transición digital.
La mayoría de los senadores, encabezados por Emilio Gamboa Patrón, evadieron las sugerencias de la Cofeco y aprobaron la Ley Televisa sin cambiarle una coma.
Con Telmex el enfrentamiento ha sido constante. Un mes antes de que Carlos Slim promoviera el Acuerdo de Chapultepec, la Cofeco inició una investigación contra Telcel por supuestas prácticas monopólicas en el servicio de mensajes cortos, a partir de una acusación de Nextel.
A finales de la anterior legislatura, Telmex cabildeó en el Senado para evitar la aprobación de la nueva Ley Federal de Competencia Económica. Arturo Elías Ayub calificó como “omnímodas” las facultades que la ley le otorgaría a la Cofeco, entre ellas la posibilidad de que la instancia reguladora multe con más de 10 millones de pesos a las empresas que incurran en prácticas monopólicas y sancione con la desincorporación de activos en empresas concentradoras. Finalmente los senadores aprobaron la ley.
Desde el 31 de octubre de 2005, la Cofeco hizo recomendaciones en materia de convergencia. Advirtió que “para generar un ambiente de mayor competencia debe promoverse que todas las redes de telecomunicaciones estén autorizadas para dar todos los servicios que sean técnicamente factibles, siempre que los mecanismos de interconexión e interoperabilidad de las diferentes redes no sean discriminatorios y deficientes, y se eviten fenómenos de concentración anticompetitivas, prácticas monopólicas y otras distorsiones en los mercados”.
Frente al Acuerdo de Convergencia, Eduardo Pérez Motta anunció que a finales de octubre darán a conocer su posición en materia de contenidos, y aclaró que la Cofeco nunca ha pedido que se cambiara el título de concesión de Telmex para que la empresa ofrezca servicios convergentes en televisión restringida. Pero “si se cambia el título, tendremos que revisar otros asuntos que tienen que ver con competencia y que están pendientes desde 1993”, puntualizó.
5 comentarios:
Slim culero.
Ahora resulta que el caballo negro de AMLO (remember alamena...) es casi casi el diablo!
¡Como cambian las amistades cuando ya no te sirven, verdad?
Y no es que Slim sea bueno...pero ¿hasta ahora se dan cuenta? ¿y que tal cuando apoyaba en todo al gobierno de la esperanza?
En fin...
Saludos, Bros!
Es sobresimplificar el poner las cosas así gusgo. Acepto que es bastante cínico el ahora darle la espalda a Slim pero no es hipócrita. Aquí AMLO no está tratando de engañarte a ti (como Felipe, que dice que no tiene compromisos, trata de hacerlo cada que tiene la oportunidad). AMLO dice que él cree que Slim tiene todo el derecho de disentir de él para cuidar sus intereses y en eso creo que tú, yo y todos estamos de acuerdo. En la política usas o desusas a quien te conviene, tal y como slim lo hace, en el momento en el que te parece mejor como político.
Decía maquiavelo que el príncipe que se la pasa diciendo la verdad está condenado a perder su reino. Por eso es que uno debe tender a no creerle demasiado a NINGUN político.
Bajo ésta óptica escéptica es más interesante analizar los actos de los políticos. Este sitio se dedica a hacer esto con fecal, el presidente del odio, con bastante más éxito y rigor intelectual que cualquiera de los blogs antipeje (que son simplemente eso, antipeje).
Cuando encuentres un blog que esté dispuesto a hacer este tipo de concesiones ya a defender sus dichos intentando respaldarlos de razones, pero que defienda a fecal, me avisas.
Para mí, lo más criticable de AMLO ha sido siempre su relación con Slim. Pero como dijo alguien hace poco (por ahí anda en un post), no es que haya divorcio entre Slim y el PRD; es que nunca hubo matrimonio. Lo que de Estados Unidos dijo uno de sus Secretarios de Estado también es verdad cuando se dice de Slim: "no tiene amigos, solamente intereses".
Ahora la pelotita (pelotota) está del lado del PAN: ¿cómo contemplan los votantes del PAN esta alianza entre el monopolista que no entendió a Kafka y el partido por el cual votaron?
¡Cómo cambian las amistades cuando ya no te sirven! ¿verdad?
Y no es el que el peje sea bueno... pero ¿hasta ahora se dan cuenta? ¿y qué tal cuando apoyaba en todo al tercer hombre más rico del mundo?
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=262578
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