El espacio del vencido

La compañera que firma como "Judas", publicó hace unos días en La Hora del Pueblo la traducción de un importante artículo de los profesores John Ackerman e Irma Sandoval, quienes reflexionan como el gobierno panista y sus cantores (Sánchez Susarrey, Alemán, Krauze...) nunca lo hicieron: si ya la población de nuestro país se encontraba nerviosa y enfurecida por causas económicas, el PAN, empeñado en aniquilar a López Obrador a toda costa, hizo crecer el descontento, que ahora encierra también motivos políticos. ¿Tendrá el actual gobierno la honradez necesaria para conceder, no sólo al PRD, sino a la población que rechaza la economía y la política panistas, el amplio espacio que reclama? Pero no es tan sólo una cuestión de honradez, de aguda visión o de sabiduría táctica; si consideramos los compromisos que adquirió Calderón con los patrocinadores de su campaña, desde Lorenzo Servitje y Emilio Azcárraga hasta Elba Esther Gordillo, la pregunta debería ser: ¿está en las manos de Calderón apartar el espacio de los vencidos?

México necesita dar al perdedor un espacio
John Ackerman e Irma Sandoval*
The Chicago Tribune
21 de noviembre de 2006
Con la partida del Presidente Vicente Fox, México estará atestiguando una curiosa transición del poder. El lunes (20 de noviembre), los seguidores del derrotado candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador lo nombraron su “presidente legítimo” del país y el 1º de diciembre, el presidente electo Felipe Calderón asumirá el cargo oficial. A pesar de que la mayoría de los eruditos condenaron a López Obrador por dar ese paso extremo, los mercados financieros apenas lo notaron. El peso mexicano ha ganado terreno desde la elección de julio y las reservas del mercado alcanzaron un límite récord recientemente.
El mercado tiene razón y los ideólogos están equivocados. La decisión de López Obrador es un intento de superar un problema fundamental de diseño constitucional. En contraste con los sistemas parlamentarios, las constituciones presidencialistas no brindan un espacio institucional para el líder de la oposición. En Inglaterra, por ejemplo, el líder de la oposición toma inmediatamente su lugar en el asiento frontal de la Casa de los Lores con su “gabinete de sombra”, que generalmente debate las políticas gubernamentales.
Ésta es la mayor debilidad del sistema incluso cuando el veredicto electoral es claro y las autoridades electorales son confiables. Aunque el candidato perdedor sea un buen jugador y admita la victoria del otro, la gente pierde cuando el candidato falla en su función como líder de la oposición. El problema es mucho mayor cuando nubes de dudas pesan sobre el resultado electoral.
Esto es lo que sucedió en México. Aunque la elección fue decidida por menos de 234,000 de cerca de 42 millones de votos depositados, las autoridades electorales fallaron para dar los pasos más elementales que aseguren la integridad pública del proceso.
En contraste con Bush y Gore en el año 2000, el Instituto Federal Electoral se ha negado a la exigencia de los medios de tener acceso a las boletas para realizar un conteo independiente. Peor: aunque el Tribunal Electoral de la Federación concedió la existencia de numerosas irregularidades, rehusó mostrar los detalles de su recuento parcial. Previsiblemente, las encuestas revelaron que el 30% de los mexicanos, más de 35 millones, creen que Calderón no ganó las elecciones limpiamente.
La mayoría de estos 35 millones habita el subsuelo de la economía mexicana. Actualmente, más de 40 millones de mexicanos viven con menos de $4 dólares diarios, mientras más del 40% de la riqueza en México está concentrada en el 1% de la población que se encuentra en el extremo más alto. El producto interno bruto real en México ha crecido solamente 0.7% anualmente desde los años 80. La migración hacia los Estados Unidos ha sido históricamente una válvula de escape crucial. La decisión de la administración de Bush de dar un golpe a la inmigración y construir un muro a lo largo de su frontera sur con México, solamente empeorará los problemas.
La frustración abunda. Sin un líder para ayudar a canalizar y organizar este descontento, México puede, de hecho, dirigirse a una espiral de caos y crisis. La situación actual en el Estado de Oaxaca puede sentar, desafortunadamente, un precedente para el futuro del país como un todo. Más de 1 millón de alumnos de primaria han estado sin clases por más de 5 meses, 14 personas han sido asesinadas y cantidades de bombas caseras han sido detonadas recientemente por grupos de la oposición.
En este contexto, el gobierno alternativo de López Obrador puede ser precisamente la fuerza estabilizadora que México necesita para revitalizar su titubeante democracia. López Obrador ha salido de su camino acostumbrado para insistir que su movimiento de izquierda es no-violento y sus seguidores han seguido su ejemplo rigurosamente. Sería un grave error para el nuevo gobierno ignorar, perseguir o reprimir este movimiento. Por el contrario, el reto será alentar a López Obrador para que opere como un líder de oposición responsable y dé pasos concretos para la colaboración en estrategias que democraticen el manejo del poder y que erradiquen la pobreza y la desigualdad.
Existe importante evidencia que apoya la teoría de que el presidencialismo es una de las principales causas de las notorias dificultades latinoamericanas para estabilizar su vida democrática. Pero no hay esperanza de un cambio de sistema en el corto plazo. El reto, entonces, es compensar sus graves deficiencias por medio de hombres de estado creativos en ambos lados. De otra forma, esta evaluación preliminar de alza en el mercado puede mostrar que es equivocada en el mediano plazo.
* John Ackerman e Irma Sandoval son profesores en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y en el Instituto de Investigaciones Sociales, respectivamente, de la Universidad Nacional Autónoma de México. En febrero será publicado un libro de Ackerman sobre democracia y contabilidad. Sandoval es directora del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Corrupción y la Transparencia en la UNAM.