Pese a no sentirme identificado con el partido que lo postula (sólo me sentiría identificado con un “Partido de la Amargura”, si lo hubiera), Memín Pinguín encarnaba diversas virtudes con las que los demás candidatos no cuentan; a mi entender:
1a.- Es una caricatura con muchos años de experiencia; no como FeCal, que presume cínicamente los escasos 8 meses que duró (o lo dejaron durar) en la Secretaría de Energía.
2ª.- De acuerdo, de acuerdo; al igual que los otros candidatos, nos ha hecho llorar. ¡Pero también nos ha hecho reír!
3ª.- Siempre le hace caso a su má linda; no como Robertito Madrazo, a quien de nada le sirvieron los consejos que de pequeño le daba su mamacita: “Tienes que pagar por los bienes que disfrutas; no es bueno robar, Robertito”.
4a.- Ha sufrido en carne propia el menosprecio social, al igual que muchos mexicanos, entre los cuales no puede incluirse a ningún candidato (todos nacieron en buena cuna; también tú, Peje, no te quieras hacer el desvalido).
5ª.- Ha sufrido el desprecio... ¡hasta de parte de otros negros! Como el reverendo Jesse Jackson, que consiguió (el muy truhán) que una estampilla postal del pobre Memín no circulara en Estados Unidos.
6ª.- Si se fijan bien, Memín no es del todo un estereotipo: dado que le gusta rasurar por entero su cabeza, carece del cabello crespo que suele identificar a la negritud en los cómics. Madrazo, FeCal y compañía, en cambio, sí son estereotipos del tradicional político mexicano ratero.
Una vez expuesto lo anterior, no me queda más que decir: no tires la toalla, Memín, ¡adelante con la campaña! Muchos mexicanos han depositado en ti la confianza que no les merecen los candidatos del PRI, el PAN y el PRD. ¡Saquemos a esos 3 partidos de Los Pinos! ¡Sí a Memín; no a los memos! ¡Los mexicanos exigimos caricaturas de calidad!
Es todo lo que quería compartir contigo en este día del niño, amiguito lector.

(Imagen de Memín Pinguín tomada de http://olganza.com/2006/03/25/memin-pinguin-para-presidente).