martes, octubre 23, 2007

Breve historia de la idiotez ajena

Jorge Majfud
ALAI
19 de octubre de 2007

Esta semana el biólogo James Watson volvió a insistir sobre la antigua teoría de la inferioridad intelectual de los negros. Esta antigua teoría fue apoyada por un estudio en los ’90 de Charles Murray y Herrnstein sobre “ethnic differences in cognitive ability” que mostraban gráficas de coeficientes intelectuales claramente desfavorables a la raza negra. Ahora Watson, de paso, ha propuesto la manipulación genética para curar la estupidez, pero no menciona si es conveniente curar la estupidez antes de realizar cualquier manipulación genética. También los nazis —y quizás Michael Jackson— eran de la misma idea que Watson. Ni Hitler ni los nazis carecían de inteligencia ni de una alta moral de criminales. Como recordó un personaje del novelista Érico Veríssimo, “durante a era hitlerista os humanistas alemães emigraram. Os tecnocratas ficaram com as mãos e as patas livres”.

Veamos dos breves aproximaciones al mismo problema, uno filológico y otro biológico. Ambos ideológicos.

Por sus denuncias a la opresión de los indígenas americanos, Bartolomé de las Casas fue acusado de enfermo mental y sus indios de idiotas que merecían la esclavitud. Es cierto que sus crónicas y denuncias fueron aprovechadas para acusar a un imperio en decadencia por parte de la maquinaria publicitaria de otro imperio en ascenso, el británico. Pero esto es tema para otra reflexión.

El erudito español Marcelino Menéndez Pelayo en 1895 calificó a de las Casas de “fanático intolerante” y a Brevísima Historia, de “monstruoso delirio”. Su más célebre alumno y miembro de la Real Academia Española, Ramón Menéndez Pidal, fue de la misma opinión. En su publicitado y extenso libro, El padre Las Casas (1963) desarrolló la tesis de la enfermedad mental del sacerdote denunciante al mismo tiempo que justificó la acción de los conquistadores, como la muerte de tres mil indios en Cholula a manos de Hernán Cortés porque era una “matanza necesaria a fin de desbaratar una peligrosísima conjura que para acabar con los españoles tramaba Moctezuma”. Según Menéndez Pidal, Bartolomé de las Casas “era una víctima inconsciente de su delirio incriminatorio, de su regla de depravación inexceptuable”. Pero al regresar a España para denunciar las supuestas injusticias contra los indios, “se encontró con la gravísima sorpresa de que su opinión extrema sobre la evangelización del Nuevo Mundo tenía enfrente otra opinión, extrema también, en defensa de la esclavitud y la encomienda. Esa opinión estaba sostenida muy sabiamente por el Doctor Juan Ginés de Sepúlveda [a través de] un opúsculo escrito en elegante latín y titulado Democrates alter, sirve de justis belli causis apud Indos”. Una nota al pié dice: “Publicado con una hermosa traducción, por Menéndez Pelayo en Boletín de la Real Acad. De la Historia, XXI, 1891”. Ginés de Sepúlveda, basándose en la Biblia(Proverbios), afirmaba que “la guerra justa es causa de justa esclavitud […] siendo este principio y concentrándose al caso del Nuevo Mundo, los indios ‘son inferiores a los españoles como los niños son a los adultos, las mujeres a los hombres, los fieros y crueles a los clementísimos, […] y en fin casi diría como los simios a los hombres’”. Con frecuencia, Pidal confunde su voz narrativa con la de Sepúlveda. “Bien podemos creer que Dios ha dado clarísimos indicios para el exterminio de estos bárbaros, y no faltan doctísimos teólogos que traen a comparación los idólatras Cananeos y Amorreos, exterminados por el pueblo de Israel”. Según Fray Domingo de Soto, teólogo imperial, “por la rudeza de sus ingenios, gente servil y bárbara están obligados a servir a los de ingenio más elegante”. Menéndez Pidal insistía en su tesis de la incapacidad mental de quienes criticaban a los conquistadores, como “el indio Poma de Ayala, [que] mira con maliciosos ojos a dominicos, agustinos y mercedarios, mientras advierte que franciscanos, jesuitas y ermitaños hacen mucho bien y no toman limosna de plata”. Según Pidal, esto se debía a que “a esos indios prehistóricos, venidos de la edad neolítica, no era posible atraerlos con la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino, sino con las Florecillas Espirituales del Santo de Asís”.

En su intención de demostrar la enfermedad mental del denunciante, Pidal se encuentra con indicios contrarios y resuelve, por su parte, una regla psicológica que lo arregla todo: “el paranoico, cuando sale del tema de sus delirios, es un hombre enteramente normal”. Luego: “Las Casas es un paranoico, no un demente o loco en estado de inconsciencia. Su lucidez habitual hace que su anormalidad sea caso difícil de establecer y graduar”. Que es como decir que era tan inteligente que no podía razonar correctamente, o por su lucidez veía ilusiones. Bartolomé de las Casas “vive tan ensimismado en un mundo imaginario, que queda incapaz para percibir la realidad externa, que es la desbordante energía desplegada por España en los descubrimientos geográficos”. Una confesión significativa: “Las Casas hubiera sido, dada su extraordinaria actividad, un excelente obispo en cualquier diócesis de España, pero su constitución mental le impedía desempeñar rectamente un obispado en las Indias”. De aquí se deducen dos posibilidades: (1) América tenía un efecto mágico-narcótico en algunas personas o (2) los obispos de España eran paranoicos como de las Casas pero por ser mayoría era tenido como algo normal.

Esta idea de atribuir deficiencias mentales en el adversario dialéctico, se renueva y extiende en libros masivamente publicitados sobre América Latina, como Manual del perfecto idiota latinoamericano (1996) y El regreso del idiota (2007). Uno de los libros objetos de sus burlas, Para leer al pato Donald (1972) de Ariel Dorfman y Armand Matterlart, parece contestar esta posición desde el pasado. El discurso de las historietas infantiles de Disney consiste en que, “no habiendo otorgado a los buenos salvajes el privilegio del futuro y del conocimiento, todo saqueo no parece como tal, ya que extirpa lo que es superfluo”. El despojo es doble, casi siempre coronado con un happy ending: “Pobres nativos. Qué ingenuos son. Pero si ellos no usan su oro, es mejor llevárselo. En otra parte servirá de algo”.

Sócrates o Galileo pudieron hacerse pasar por necios, pero ninguno de aquellos necios que los condenaron pudieron fingir inteligencia. Eso en la teoría, porque como decía Demócrates, “el que amonesta a un hombre que se cree inteligente trabaja en vano”.

En Examen de ingenios para las ciencias (1575), el médico Juan Huarte compartía la convicción científica de la época según la cual el cabello rubio —como el de su rey, Felipe II— era producto de un vapor grueso que se levantaba por la fuerza de la inteligencia. Sin embargo, afirmaba Huarte, no era el caso de los alemanes e ingleses, porque su cabello rubio nace de la quema del mucho frío. La belleza es signo de inteligencia, porque es el cuerpo su residencia. “Los padres que quisieren gozar de hijos sabios y de gran habilidad para las letras, han de procurar que nazcan varones”. La ciencia de la época sabía que para engendrar varón se debía procurar que el semen saliera del testículo derecho y entrase en el lado derecho del útero. Luego Huarte da fórmulas precisas para engendrar hijos de buen entendimiento “que es el ingenio más ordinario en España”.

En la Grecia antigua, como dice Aristóteles, se daba por hecho que los pueblos que vivían más al sur, como el egipcio, eran naturalmente más sabios e ingeniosos que los bárbaros que habitaban en las regiones frías. Alguna vez los rubios germánicos fueron considerados bárbaros, atrasados e incapaces de civilización. Y fueron tratados como tales por los más avanzados imperios de piel oscurecida por los soles del Sur. Lo que demuestra que la estupidez no es propiedad de ninguna raza.

Jorge Majfud
The University of Georgia

13 comentarios:

Anónimo dijo...

´si un monton de idiotas de derecha te dicen que tu eres un idiota y luego tu les crees les vas a terminar dando la razon, entonces si eres bien idiota...... simplemente, mi regla: a los idiotas derechistas (o sea TODOS) lo que hay q'hacer es: NUNCA CREERLE A LA DERECHA!!

Anónimo dijo...

Y el biólogo Watson, a la sazón Premio Nobel por su trabajo de genética que junto con Crick descubriera la estructura molecular del ADN, ¿podría hacer tales afirmaciones con base en evidencia científica?

Antonio dijo...

Amigo Eratóstenes: Acabo de poner un post sobre el tema Watson en mi blog.

Anónimo: a tu pregunta de "...Y el biólogo Watson, a la sazón Premio Nobel por su trabajo de genética que junto con Crick descubriera la estructura molecular del ADN, ¿podría hacer tales afirmaciones con base en evidencia científica?"

La respuesta es que sí, podría, siempre y cuando contara con evidencia científica ¿Suena redundante? Trato de explicarlo en mi último post.

Un Abrazo.

Anónimo dijo...

"la idiotez no es propiedad de nadie" pero desgraciadamente siempre la adjudican a los paises del tercer mundo o subdesarrollados...que son saqueados y vendidos por judas...oppsss, creo que tengan razón en adjudicarnos la idiotez de no saber defendernos

marichuy dijo...

Erat

No se si eso tenga bases sólidas, pero suena casi como las proclamas del Führer, en torno a la superioridad de la raza aria. Creo que el mundo ya es, de por si, demasiado racista y discriminatorio como para salir ahora con esto.

Un abrazo

Anónimo dijo...

"Todavía no comprendemos la forma en que los diferentes ambientes en el mundo fueron seleccionando con el tiempo los genes que determinan nuestra capacidad para hacer diferentes cosas"
"El gran deseo de la sociedad actual es asumir que el poder de la razón está igualmente distribuido como una herencia universal de la humanidad. Puede ser. Pero querer simplemente que así sea no es suficiente. Eso no es ciencia".
"Cuestionarlo no es ceder al racismo. No se trata de hablar de superioridad o inferioridad, sino de comprender las diferencias, sobre porqué algunos somos grandes músicos y otros grandes ingenieros".

Gerardo González García - triplege - dijo...

De hecho los españoles siguen demostrando que son evolucionados, como se pudo ver ellos se comunican con patadas, también sacrifican toros en plazas con vitores "Ole", mientras el animal se desangra. Muy evolucionados.
Aquí en Chile menos mal que también existen personas evolucionadas, no se juntan con los rotos, salvo con la "nana" y menos con los indiacos curaos que andan reclamando tierras, ni pasar de Plaza italia hacia abajo, seguro que te cogotean, por eso que hay que darles duro con el mocho a todos esos picantes involucionados, meterlos en una cárcel hasta que se pudran y que se dejen algunos tarados, débiles de mente y comunachos en hablar de rehabilitación y derechos humanos, si esa chusma no tiene derechos ni cerebro y menos alma. Que Dios nos proteja y el diablo se los lleve.

Anónimo dijo...

¿¿No que no pinches negros??? hasta la ciencia esta reconociendo que UDS son inferiores...... y los pejistas ni se digta jajaja y los pobres.... jajajajajajajaj xDDDD

Anónimo dijo...

Atentamente,
Mr.Patrol
"El Ario"

Anónimo dijo...

Mr Watson no importan cuantos premios nobel le hayan dado. es usted un imbecil

Anónimo dijo...

y tú con tu actitud le ofreces el material para la comprobación de su hipótesis, que lo harían ganar otro Premio Nobel. ¿No puedes aportar algo más sustancioso que no sean insultos?

Anónimo dijo...

¿Era a mi el comentario anterior? Yo fui el que insulto a Watson (porque se lo merece) pero no soy negro, soy medio güero asi que si yo soy idiota entonces los blancos seriamos idiotas y no le estaria dando la razon a Mr Watson y por lo tanto no creo que le den otro nobel gracias a mi idiotez. Y no, no puedo aportar algo mejor que insultos porque no soy cientifico. Lo único que puedo aportar es que he tenido suerte de conocer gente de todos colores, blancos, negros, japoneses, hindues etc y no me parece que el color de piel tenga nada que ver con la inteligencia... pero si la ciencia ahora dice que los negros son mas tontos, pues habria que ver porque lo dice. Hay mucha corrupcion y muchos intereses politico-economicos en todo, en la medicina, etc y en la ciencia también.

Anónimo dijo...

Denostar a Watson por sus aportaciones a la genética es como denostar a Einstein por sus aportaciones a la creación de la bomba atómica. Se desgarran las vestiduras por algo que no están en posibilidades de entender y dejan pasar o se hacen de la vista gorda con la discriminación que sufren quienes portan dos cromosomas X o la desigualdad social, también de origen genético, que sufren nuestros indígenas, sin la posibilidad de acceder a una alimentación y una educación que permita su desarrollo como individuos y de sus comunidades. Watson tiene razón, en la medida que podamos comprender las diferencias entre las razas o los pueblos, en esa medida podemos trabajar para zanjar esos abismos de desigualdad y buscar una mejor sociedad. Un uso o interpretación diferente es perverso y nos puede llevar a los extremos del Nazismo.